Mayoría silenciosa de Rajoy

Las encuestas daban la mayoría absoluta al PP y una más que probable debacle del PSOE: teniendo todo en su contra, Rubalcaba cometió el error de vincular el resultado de Núñez Feijóo al respaldo o rechazo de la política de Rajoy. Es un error de principiante o un órdago de quien ya se ve hundido y lo fía todo a un malabarismo difícil de entender. Más hábil se hubiera mostrado si hubiera subrayado que se trata de unas elecciones autonómicas, sin una proyección estatal necesariamente, aunque lo frecuente es que las autonómicas sean un preámbulo o certificación de las elecciones generales, pero con muchos matices.

La mayoría absoluta del PP en Galicia ha sido, incluso, superior a lo que arrojaban las encuestas, algo que el propio Núñez Feijóo ha comentado como atípico cuando se ha gobernado durante años las tierras gallegas con recortes y en medio de una crisis muy severa.

De acuerdo con las declaraciones previas de Rubalcaba, no tiene otra salida coherente que dimitir. En cualquier líder sería la única opción. Pero en Rubalcaba todo es posible, tiene más vidas que un gato y considera que es el único que puede tripular ahora el naufragio del PSOE. Las elecciones en Cataluña del próximo mes pueden ser la estocada política de Rubalcaba, y pueden no serlo, porque un partido sin ideas ni líderes -¿Tomás Gómez, Patxi López, Carme Chacón, todos con derrotas a sus espaldas?- como ahora es el PSOE necesita algo más que un relevo de Rubalcaba-Soraya Rodríguez-Elena Valenciano-Oscar López. Necesita una refundación, cirugía a fondo, no una tirita. Rubalcaba es un cadáver político y pronto se irá, o le echarán. Ahí queda el aviso de Alfonso Guerra: "que reflexionen, que reflexionen". La peor situación del PSOE en 35 años, en palabras de algunos de sus dirigentes.

En Galicia se ha pronunciado la mayoría silenciosa, la que no organiza huelgas, la que no amenaza, la que no atiza con la desconfianza. Por supuesto que los recortes duelen a todos, y no todas las medidas de Núñez Feijóo o de Rajoy agradan a sus votantes, pero aceptan como imprescindible la austeridad y el rigor de un partido político y no se fían del PSOE, que sólo aspira a ser comparsa en tripartitos.

Núñez Feijóo es, ahora, por derecho propio y mérito reconocido por el electorado, espejo para el PP. Es cierto que ha gobernado con verdad y coherencia, usando sus palabras. No debe confiarse el PP en otras comunidades autónomas ni a nivel estatal, pues Galicia es Galicia, y la debacle del PSOE puede propiciar algún tripartito o cuatripartito, incluso en autonomías de consolidado gobierno del PP. Son sorpresas que, especialmente n tiempos convulsos de crisis económica, pueden presentarse.

 
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