El cambio de Robert De Niro: Antes y después

Con su versatilidad, carisma y compromiso con cada personaje que interpreta, Robert De Niro, uno de los actores más icónicos y venerados de Hollywood, ha dejado una marca indeleble en la historia del cine.

El cambio de Robert De Niro: Antes y después
  1. La formación de una estrella
  2. La primera gran transformación
  3. Evolución en la década de los 90
  4. De leyenda viviente a ícono cultural

Con su versatilidad, carisma y compromiso con cada personaje que interpreta, Robert De Niro, uno de los actores más icónicos y venerados de Hollywood, ha dejado una marca indeleble en la historia del cine. De Niro ha experimentado una notable evolución física y mental a lo largo de su carrera de más de cincuenta años.

La formación de una estrella

Robert De Niro nació en 1943 en Nueva York y demostró interés en la actuación desde niño. Bajo la dirección de Lee Strasberg, se formó en el Actors Studio, donde perfeccionó el método de actuación que lo haría famoso. Aunque De Niro hizo su primera aparición en el cine en los años 60, fue su trabajo con Martin Scorsese lo que lo llevó a la cima. En 1973, participó en la película Mean Streets (Malas Calles), que abrió la puerta a una de las colaboraciones más exitosas en el cine.

Durante esa época, De Niro se destacaba por su físico delgado y su apariencia juvenil, pero su capacidad para sumergirse completamente en sus personajes era lo que realmente lo distinguía. En 1976, su dedicación llegó a su punto máximo interpretando al perturbado Travis Bickle en Taxi Driver. Para este papel, De Niro perdió peso y tomó un mes trabajando como taxista para aprender más sobre su personaje.

La primera gran transformación

La interpretación de Vito Corleone en The Godfather Part II (1974), dirigida por Francis Ford Coppola, fue uno de los momentos más importantes de la carrera de De Niro. En esta película, De Niro da vida a la versión más joven del personaje que Marlon Brando había interpretado icónicamente en The Godfather (1972). La actuación del actor ganó el primer premio Óscar como Mejor Actor de Reparto. La habilidad de De Niro para captar la esencia del joven Vito, con un aire de dignidad y peligro, fue fundamental para cimentar su reputación como actor de primer nivel.

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En 1980, De Niro experimentó un cambio significativo en su apariencia física cuando participó en la película Raging Bull (Toro Salvaje), dirigida por Martin Scorsese. En esta película, De Niro interpreta a Jake LaMotta, un boxeador famoso por su transformación física. Para las escenas finales, donde LaMotta aparece en su decadencia, De Niro ganó más de 27 kilos para representar a LaMotta en diferentes etapas de su vida. Este cambio abrupto demostró su dedicación al arte de la actuación, lo que le valió un premio Óscar al Mejor Actor.

La transformación física de De Niro en Raging Bull no solo demostró su disposición a renunciar a su apariencia para un papel, sino que también estableció un estándar en Hollywood para los actores que experimentan transformaciones extremas. Uno de los rasgos distintivos de su carrera es su compromiso con la autenticidad, y lo ha mantenido a lo largo de los años.

Evolución en la década de los 90

De Niro ha experimentado cambios físicos con el tiempo en función de los roles que interpreta. Aunque ya no realiza transformaciones tan radicales como en Raging Bull, su amor por el detalle y la autenticidad sigue siendo evidente. En obras cinematográficas como Goodfellas (1990) y Casino (1995), De Niro adoptó un aspecto más refinado y sofisticado, que se ajustaba a los personajes de la mafia que interpretaba.

Durante esta década, De Niro empezó a ampliar su repertorio de trabajo, explorando una variedad de géneros y personajes. También dirigió A Bronx Tale (1993), donde interpretó a un padre amoroso. Esto marcó un cambio en su carrera cuando empezó a aceptar trabajos que mostraban una mayor gama emocional y se adaptó a los cambios en su apariencia física y su perspectiva artística.

De leyenda viviente a ícono cultural

De Niro volvió a trabajar con Scorsese en The Irishman (2019), una producción que recopiló varias décadas de la vida de su personaje. A pesar de que los avances tecnológicos le permitieron rejuvenecer su apariencia digitalmente en ciertas escenas, De Niro también aprovechó su amplia experiencia para transmitir las sutilezas del envejecimiento en su actuación.