A Antonio Troncoso, director de la Agencia de Protección de Datos, que veta a los padres la posibilidad de conocer las notas de sus hijos

“Si los padres de un adolescente mayor de 16 años no pueden acceder al historial clínico de su hijo ni conocer datos relativos a su salud siempre que no se trate de un caso grave, cabe interpretar, por analogía, que tampoco deben tener acceso a sus calificaciones”. Esta es la explicación que ofrece Antonio Troncoso, director de la Agencia de Protección de Datos de Madrid. Es decir, que si un padre quiere saber si la inversión que hace en la educación de su hijo da sus frutos, deberá contar con el sí del adolescente. Este argumento roza lo ridículo. Según todos los informes, la educación en España suspende. Uno de cada tres alumnos de la ESO –cuya edad coincide con esta franja de la adolescencia- abandona sus estudios. Y por si fuera poco, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico asegura que el fracaso escolar lastra nuestra economía. Pues bien. Los padres de los chicos de 16 años no pueden conocer sus notas. El mundo al revés. Guindilla y suspenso –sin ley de Protección de Datos que valga- a Antonio Troncoso.

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