Algún día mataremos a ETA

Seré breve. Emplear la brevedad, cuando se habla de un muerto, es lo mejor que puede hacer un vivo. El hombre, con su cuerpo, yace tendido en el suelo. Reguero de sangre. Las mangueras haciendo su trabajo.

ETA dejó la obra bien acabada. El espectáculo lo podemos contemplar gratuitamente. La democracia yace muerta en la calle. La sociedad vasca está enferma. Como está enferma nuestra débil democracia.

Mientras los asesinos de esa fastidiada y ficticia patria aniquilan a los inocentes, nosotros, demócratas de toda la vida, nos cruzamos de brazos y dejamos hacer.

A pocos metros del lugar donde se negoció una paz, a pocos metros del sitio donde la democracia se abrió de piernas, encontramos el cuerpo del asesinado.

Algún día mataremos a ETA. Algún día, después de años de sufrimiento, los políticos dejarán de sacarse fotos y dejarán también de firmar absurdos documentos.

Algún día, no muy lejano, las mangueras dejarán de actuar. ETA habrá muerto. La habremos matado. ¡Viviremos en paz!