Datos poco alentadores

El consumo de cocaína y su porcentaje se iguala ya entre ambos sexos. En un informe de Proyecto Hombre “alertan de un comienzo muy temprano entre los jóvenes, cuya edad media comienza a partir de los catorce años”.

La droga es el ataque más grave que sufre la sociedad actual. Un ataque cuyas consecuencias alcanzan a todos, pero especialmente son víctimas los jóvenes, nuestro caudal más valioso.

Teniendo en cuenta que la cocaína tiene un efecto inicial terapéutico y éste es el principal motivo de su “querencia” pues produce un estado alterado de conciencia vivido como gratificante y placentero: la persona cree que se escapa de problemas, ansiedades, agobios y a la vez, facilita la relaciones sociales, desarrolla la percepción de sentirse importante, libre simpático y objeto de admiración. La trampa es perversa, ya que la fábrica de ilusiones se convierte, en poco tiempo, en una de frustraciones, pero dejando un cerebro “tocado” y en muchos casos “hundido”, según un artículo que leí hace más de un año del Dr. Rosado, en el que también decía que: “en cualquier caso, el cerebro posee potenciales y recursos más que suficientes para conseguir una aceptable recuperación; está claro que se necesita tiempo, persistencia, trabajo…y suerte, pero ¡con lo fácil, barato y eficiente que es desarrollar programas de prevención!” ¿Por qué no se hace?

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