Gandhi y Obama

En estos tiempos de paro y desesperanza conforta que un lema nos recuerde que no estamos solos con nuestras dificultades cotidianas. Dios viaja en autobús por las calles barcelonesas de la mano de Gandhi, para recoger nuestras angustias y darles salida.

Y mientras Obama inicia su periplo "con la ayuda de Dios", jura sobre la Biblia y pide su bendición para sus fieles seguidores, podemos preguntarnos qué fue de nuestra adhesión a la Iglesia por la que Dios se hizo hombre y dio su vida. Los alharacas ateas tienen las de perder al transmitir un disfrute imposible, emboscado en pesimismo y desaliento, algo de lo que ya tenemos demasiado en este mundo caótico y falto de talento para  encontrarse con el Amor de Cristo.

 

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