Las generaciones más jóvenes no recordaran aquella canción interpretada por Dalila con Alain Delon, o por Mina y Alberto Lupo que decía: "paroles, paroles, paroles"..., es decir, palabras, palabras, palabras...indicando que las palabras no justifican el cumplimiento diligente de las obligaciones. Algo similar sucede hoy pero con los "papeles": papeles de Bárcenas, papeles de Panamá,...papeles, papeles, papeles... Estamos en una coyuntura en que el grado de corrupción y latrocinio se ha desbordado. No hay conciencia del grave daño que esto ocasiona en una sociedad agonizante por culpa de la excesiva presión fiscal. Y lo peor es que nos acostumbramos a ver cada día brotes de descomposición política, económica y social, viéndose mermado el poder adquisitivo de los contribuyentes. Mientras las subvenciones socorran a desempleados, inmigrantes y excluidos, los muros aguantarán. Pero si la agresividad delictual se recrudece y no aminora, ocasionando un saqueo indiscriminado y se corta el grifo de la beneficencia, se puede causar un asalto a la Bastilla a la española. ¿Tan difícil es trabajar dignamente y ganar dinero con honradez? ¿En qué saco roto han caído la lealtad, la rectitud, la integridad o la equidad? Para los olvidadizos decirles que la muerte nos alcanza a todos, y nada material de este mundo pasa al otro, a excepción de nuestras propias acciones.