El descontrol del plan de vacunación

"PRIMERO LOS INSOLIDARIOS, LUEGO LAS MUJERES Y LOS NIÑOS"

Si en circunstancias normales de la vida hay que ser honesto y parecerlo, en momentos de incertidumbre, de crisis económica y sanitaria alarmante, damos por hecho que la honestidad, la solidaridad y la ética deben regir nuestro día a día independientemente del origen, condición y profesión.

Por contra, el descontrol ocurre cuando los planes no están suficientemente elaborados de base, ni bien definidas las profesiones de riesgo, ni los colectivos prioritarios, ni las franjas de cada etapa y, lo que es más sangrante, ni el compromiso de las personas responsables de velar para que cada uno de esos parámetros que componen un plan, se cumplan a rajatabla, sin disculpas ni miramientos.

Siendo benévola en mis apreciaciones y, con claro sentimiento de indignación, empezaría resaltando la falta de respeto, de ética y de solidaridad de aquellas personas que, sabiendo perfectamente que no les corresponde porque hacerse el tonto es lo fácil, abusan de sus privilegios y se olvidan de lo que un día unos y otros se comprometieron a cumplir. Todos tenemos padres, abuelos, familiares viviendo momentos difíciles, pendientes del halo de esperanza que les puede producir la ansiada vacuna. Esto es una pandemia señores y y no un sálvese quién pueda. Insisto, hacerse el tonto es muy fácil y, esgrimir frases como yo no quería o yo cumplía órdenes es simple y llanamente, un insulto al ser humano.

Como ciudadana y, al margen de expresar o no mi opinión sobre cual debería ser la consecuencia, exijo a los que nos gobiernan y que les compete directamente dicho plan, conocer cuales son las consecuencias para todos y cada uno de las personas que han abusado del cargo, del contacto, del enchufe o del partido. Por si les falta iniciativa, también como ciudadana les propongo palabras como: dimisión, degradación, dar a conocer en sus empresas y en prensa los nombres de todos y cada uno, lo que no vale es que todo vale. "Señores del gobierno, ya basta" que cada ministerio responda de las irregularidades del suyo, que se sancionen y castiguen duramente los incumplimientos y los abusos.

Y para hacer hincapié, para aquellos que gozan de forma inesperada de planes específicos de vacunación por vestir un uniforme, les recuerdo a grosso modo a aquellos que han actuado indebidamente, lo que un día juraron a bombo y platillo: "juro por Dios y por esta Bandera, servir fielmente a mi Patria, ya sea en mar o en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir la vida si fuese necesario; cumplir con mis deberes y obligaciones militares, conforme a las leyes y reglamentos vigentes..."

 

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