Semana Santa 2020

Procesión de Semana Santa en Sevilla (Foto:wingpix).

Extraña Semana Santa, que jamás habíamos conocido. Ni misas, ni oficios divinos, ni procesiones… Eso sí: no olvidamos el Gran Acontecimiento Histórico que revive la liturgia en estos días santos: un Dios hecho Hombre dio su vida y su sangre “por muchos para la remisión de los pecados”. A veces, pienso si su agonía en Getsemaní hasta sudar sangre, sería porque su entrega en la Cruz iba a ser inútil para tantos hombres que, vendados sus ojos por la soberbia, resistirían a la gracia. 

Estos días invitan a contemplar los detalles de la inmensa Misericordia del Corazón ardiente de Jesucristo.

Como predicaba el Venerable Padre Morales,  “se clavó entre mis pecados y el Infierno” ( los de cada uno)  para evitarnos la condenación eterna. Como digo a mis hijos, mayor Amor, imposible. 

Es tiempo de conversión. Este año se me viene a la mente, tanta frialdad demostrada con Dios;  también,  tanta dureza con el prójimo…, hasta el punto de ser,  “el hombre,  un lobo para el hombre” (Hobbes)”. Sucede a nivel global. ¿ Iba a quedar sin consecuencias?- nos preguntamos, muchos-.  

La injustita y violencia del aborto provocado en países democráticos; el empeño en aplicar la eutanasia en vez de procurar cuidados paliativos; ataques a la familia, tratando de confundir a la gente sobre la verdad de la naturaleza de la persona humana,   creada por Dios en su dualidad de hombre y mujer; la falta de respeto a la inocencia de los niños; el afán desmedido de riquezas con desprecio a los pobres y a costa de la explotación de trabajadores; la trata de personas ‘en pro’ del sexo o del dinero. Una cosa se me ocurre: si queremos que Dios nos mire con su Misericordia y no nos aplique su Justicia, tenemos que cambiar; o sea, convertirnos. Es urgente pedir perdón a Dios y arrepentirnos del pecado. Entonces, Dios se apiadaría de nosotros y del mundo entero.

Vídeo del día

Al menos 16 muertos en el incendio de
un centro comercial en China

 

Ante el coronavirus,  en Estados Unidos se decretó un día de oración y, en varias naciones de Latinoamérica, los gobernantes invocan a Dios. Aquí, muchos piden la conversión de políticos y de opulentos poderosos. Curioso: el cura Arellano, de Toledo,  pide, a Pedro y Pablo, en un vídeo publicado en las redes sociales y en prensa digital, que se conviertan, como remedio al coronavirus. Para convertirse hace falta Fe, clara conciencia del mal y humildad. ¿Las tenemos? Si permanecemos en el mal, desastres mayores podrían sucedernos.