El sueño de Christian Lindner, y la pesadilla del sur

Christian Lindner, futuro ministro de Finanzas de Alemania (Foto: Christophe Gateau / Dpa).

Los medios de comunicación están publicando las líneas maestras del acuerdo del tripartito alemán, para la formación de un nuevo gobierno presidido por Olaf Scholf, y cuya cartera de finanzas estará a cargo del “halcón” Christian Lindner. Nada nuevo a lo ya anticipado por Bloomberg y Financial Times el pasado 27 de septiembre. Era su gran sueño como reconoció en la campaña. Y el sueño se ha hecho realidad

Perteneciente al partido bisagra por excelencia, el liberal FPD, desde hace tiempo apuntaba de pestillo y no de bisagra. Siempre pidiendo dureza a la Comisión Europea para que fuera estricta en el examen de las reformas que presenten los gobiernos del sur de Europa a cambio de los fondos europeos; y un halcón en la vigilancia del cumplimiento de los objetivos de déficit

Al presidente de gobierno español le ha venido como polvorones en calima de agosto, necesitado como agua más que polvorones para agotar la legislatura, recibir el grueso de los fondos europeos antes de 2023 con posturas en materia laboral, fiscal y de pensiones que no son del agrado en Bruselas, que desde hace más de un año ha confesado sin ambages su cansancio por la despreocupación española. 

En estas ha llegado Lindner, alineado en todo momento con los países frugales, partidarios de revisar con lupa todo gasto, no solo “control de gasto” como brindis al sol; con la rebaja de impuestos, y con el fomento de la inversión privada y ni oír hablar del paquete de inversión verde financiado con emisión de deuda por 500000 euros. Vamos, tenista idóneo para pareja de dobles con Sánchez.

¿Qué acordaron con Merkel a regañadientes los 750.000 millones de fondos europeos? Acordaron lo que acordaron, y a regañadientes, la aportación de una parte de los mismos, para combatir la pandemia, ¿pero mutualización de la deuda? Mira cómo se les puso el dedo, y bien que lo sabíamos debajo de los pirineos y de los Alpes Dolomitas, que sin reformas, más que el tío Paco con las rebajas iba a visitarnos algún tío teutón “frugalingen” a meternos en cintura. 

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En un nuevo escenario, inevitablemente hay espacio para todo tipo de conjeturas, pero lo que aquí se ve como delirio o ensoñación, en la Europa frugal muchos lo entienden como una oportunidad irrepetible para seguir vendiendo lo suyo al resto del planeta, una vez que el sur cada vez vende menos de lo nuestro por acuerdos de apertura de fronteras (China; India, Marruecos; Indonesia; Malasia; Tailandia; Filipinas; …) firmados por aquellos en contra de intereses de estos. En el abanico de posibilidades, nada se puede descartar, incluso la entrada de Lindner abre la puerta de salida de Italia de la zona euro, hasta ahora plenamente descartada por la población, no quizá no tan descartada por Draghi, según algunos de sus ex asesores, quien posiblemente que aceptó el cargo como medida de salvación. 

Las afirmaciones de N. Roubini "Aunque Italia estaría mejor si se quedara en la Eurozona e hiciera las reformas correspondientes, tememos que una salida podría ser más probable con el tiempo. Italia es como un tren cuya locomotora ha descarrilado; podría ser sólo una cuestión de tiempo antes de que los vagones que vienen detrás empiecen a descarrilar" en su momento casi inimaginables, con la entrada del nuevo ministro de finanzas. Pero Italia tiene algo ya descontado, y solo hace falta darse un paseo por París o por el mismo Madrid, Madrid para escuchar italiano como nunca antes en todas calles, vagones de metro, bares…Italia sigue con la misma renta per cápita que en 1998, y eso lo dice todo. 

El caso español no reviste la gravedad del italiano, o mejor, si nos atenemos a los editoriales de la prensa financiera internacional cuando examina el porcentaje del PIB sobre la deuda, o las calificaciones de las agencias de rating sobre su deuda soberana. Nadie ha descontado drama alguno pero nada hay seguro con este halcón como ministro de finanzas alemán, en un contexto difícil, con el lobo de la inflación enseñando las orejas, con consiguiente adelanto de una subida de tipos que pondría a nuestro país en una situación muy complicada, por no decir inasumible. Eso, a diferencia de Italia, por el momento no ha sido descontado ni por asomo por nadie, no obviamente, por la prima de riesgo defendida por una política monetaria propia de tiempos de guerra. 

Sin embargo, y a pesar de las inyecciones de liquidez, el temor a la desaprobación de Bruselas del descontrol del gasto sigue ahí, y ahora no está la añorada Merkel, capaz de conseguir consensos imposibles, sino este tal  Lindner que no es precisamente árbitro sino parte, y tan frugal como noruegos y suecos, por lo que, lo que nadie había descontado para España, a diferencia de otras economías Euro, podría, ya sin Doña Angela,  nuestra prima de Zumosol, percutir en toda la línea de flotación de nuestra economía productiva y sostenibilidad financiera en cuanto, por inseguridad jurídica, las grandes firmas retiren inversiones de España. 

Es solo una posibilidad entre varias, casi inimaginable en corto medio plazo hasta que el candidato del partido bisagra podría ver convertido su otro sueño, el de convertir la bisagra germana en cerrojo de la reactivación del sur de Europa. Ojalá suene el despertador antes de esta segunda pesadilla.