Tres de mayo

Real Academia de la Historia
Real Academia de la Historia

A los pies de los caballos estás, donde te han dejado.

De defensores caídos acompañada. Hoy, por persistente intento de una voluntad malvada, en tus grandes hazañas olvidada. Y ya no bastando con que no te conozca ni la madre que te parió, persiguen con ahínco que ni te recuerden las generaciones venideras. Tantas veces calumniada y denostada, para que te sientas avergonzada. Casi troceada, semejas descompuesta, y a los que se acercan a valerte les señalan y aíslan hasta los de su propia casa. Con sonoras campanadas a todos alertan de su presencia para que se alejen y protejan, y toman contra ellos “medidas sanitarias”, porque apestan y contagian.

Muchos bien te conocieron o, al menos, lo creyeron. Mas, al verte así de macilenta, ya desahuciada, entre quejidos y lamentos te embalsamaron, mientras tejían de añoranza tu mortaja. Confiaron ser capaces de enterrarte en el olvido, para luego reanudar errantes el camino, sin recuerdo, huérfanos de origen, meta y esperanza. Y les sucedió lo que nunca pensaron, que de ti dudaron. Y cada cual siguió su camino, al amparo de su rama.

El temporal agitó fieramente las que les sostenían, y dieron con sus creencias en tierra. Tras el dolor del trompazo, la caída en la cuenta. Sintieron el pálpito de sus raíces, que eran recias y fuertes. Se arraigaban firmemente en la hondura de su honrosa y épica historia, para garantizar el futuro de Grandeza de la que está hecha, en tanto no se corte su savia, ni se deje que se muera ese espíritu que la anhela.

Es tiempo, si aún te indigna la bajeza de los que más debieran estar a la altura y no llegan, o tampoco lo pretendan; si te irrita como la deshonran y humillan, o te crispan los que aparentan ejemplaridad donde sólo hay hipocresía; si repugnas la falsedad, aunque la debilidad perdones.

Es tiempo, si sus enemigos no han embotado a sus hijos al punto de no reconocerla, o de no querer siquiera reaccionar.

Es tiempo y hay tarea. No te detenga que se extienda el rechazo porque se molesta y hiere, y que ya no se soporte a quien su mala conducta afee, su postración refiera, o el abandono advierta de sus raíces y su esencia. ¿Cómo si no habrá de resurgir?

Es tiempo hoy de actuar. ¡Da la batalla, indignado! Que no acallen tu voz. No te la dejes hurtar.

Fortalece tu posición primero, con formación, sustento de tu voluntad de vencer, pues asedian al resignado la traición y el desasosiego, que anticipan su derrota y su final.

 

El dos de mayo ha sido escrito con la sangre del noble pueblo español, levantado entonces contra el enemigo de España.

El tiempo corre, las generaciones se renuevan, los enemigos cambian, la Patria permanece.

Hoy, tanto tiempo después, su enemigo ha cruzado tus líneas y ocupado posiciones dominantes. ¿Quedará nobleza en los que hoy pueblan las tierras que aquellos héroes defendieron, para presentar la batalla de la razón, de su fundamento y de su Historia?

Hay tarea. Es tiempo.

Tres de mayo, el día después.

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