Así es ABYA, el restaurante en el que arte, ocio y gastronomía se dan la mano

Así es ABYA, el restaurante en el que arte, ocio y gastronomía se dan la mano
Así es ABYA, el restaurante en el que arte, ocio y gastronomía se dan la mano

ABYA se ha convertido en uno de los mejores restaurantes de moda en Madrid ofreciendo una experiencia única a sus visitantes para dar rienda suelta a todos los sentidos. ABYA ha buscado desde su apertura despertar los sentidos de aquellos que quieran vivir una experiencia sin precedentes en un espacio lleno de estímulos a través de la gastronomía, la cultura, el ritmo y el arte.  Así, ABYA es hoy en día un espacio en el que locales y visitantes llegan con el propósito de crear momentos, emociones y sensaciones memorables. Un lugar en el que el cliente es el absoluto protagonista, formando parte de un viaje de sensaciones a través de los universos del arte y la gastronomía. El restaurante se ubica en en el icónico Palacio de Saldaña de Madrid (Calle Ortega y Gasset, 32), un palacete con alto valor artístico y cultural, patrimonio de la capital, que logra que la experiencia sea un must en todos los sentidos uniendo la cultura con una propuesta gastronómica nacional e internacional. ABYA propone una experiencia que aúna lo mejor de cada mundo con una carta abierta para todos los paladares, es decir, ofrece una carta muy variada, con el protagonismo de un buen producto y elaboraciones –entre las que destacan carnes, pescados, pastas o sushi, así como recetas tradicionales como callos madrileños, croquetas de jamón, ensaladilla rusa, o una versión propia de la tortilla de patata con carabinero.

El universo ABYA es una creación personal de su propietario y director, el empresario Manuel González, y toma su nombre de la denominación más antigua que se conoce para referirse al territorio americano, una palabra que significa tierra viva o tierra en plena madurez.  El resultado es un espacio de más de 1000 m2 – en un palacio que data de 1903– divididos en cuatro plantas conectadas entre sí y un jardín en los que el hedonismo y el disfrute son los principales protagonistas. Este edificio es hoy por hoy uno de los ejemplos más llamativos de la arquitectura afrancesada que imperó en el Barrio de Salamanca a principios del siglo XX. En su diseño de interiorismo, una exquisita selección de maderas y el latón definen su estilo y se conjugan con diferentes paletas cromáticas, exclusivos textiles y una delicada selección de vajilla y cristalería.

La planta calle: coctelería y disfrute non stop

Al subir los breves escalones que dan acceso al Palacio de Saldaña desde su jardín nos da la bienvenido un vestíbulo en el que encontraremos, a izquierda y derecha, la zona más informal del restaurante. En esta planta calle encontraremos durante todo el día el lugar perfecto para disfrutar de una comida, cena, aperitivo o afterwork más despreocupado.

Además, cada noche ABYA ofrece diferentes propuestas de ocio como DJs o música y actuaciones en directo. En definitiva, es la planta perfecta para quien quiera disfrutar de una forma informal, tomar el apetitivo o disfrutar de tapas junto a un buen cóctel.

Otro de los platos fuertes de esta planta es su propuesta de coctelería, en la que encontramos decenas de tragos de diferentes bebidas, que cobran especial protagonismo gracias sus distinguidas elaboraciones. Algunos de los cócteles de autor que destacan son el Galeón de Veracruz, muy cítrico y refrescante con el tequila Penca de Luz como raíz; Botánico de Sisho, compuesto por ginebra, hierbabuena, agua de jengibre y aceite de shisho; Serendipia, que incluye pistacho, haba tonka y té matcha con una base de ron; o La Llorona, un cóctel diseñado para sumergirte en México gracias al mezcal Penca del Alma con jalapeños y chile ancho. Entre los clásicos no puede faltar la Margarita Abya compuesta por tequila Penca de Luz con licor de maíz y limón; o el Inca Sour, homenaje a Perú con base de Pisco, rocoto y maracuyá. Disponen también de una cuidada y sorprendente selección de mocktails (cócteles sin alcohol).

Toda esta experiencia se completa con las numerosas obras de arte que rodean el espacio y que suman más de 100 piezas a lo largo de todo el Palacio, muchas creadas en exclusiva para este espacio. En ellas cada artista ha plasmado su alma y sus sentimientos para ofrecer su visión personal del concepto ABYA. Nombres como Vladimir Cora, Amador Montes, Miguel Milló, Cesar López Negrete y Paola Martínez forman parte de esta muestra permanente que desempeña un papel muy destacado en este espacio sensorial.

 

La planta baja es el punto de partida de la experiencia, con un espacio abierto a cualquier hora del día en el que se ofrece una cocina non stop y dos barras en las que tiene lugar una llamativa propuesta que une mixología, música y arte siendo idónea para un encuentro casual a la hora del aperitivo, para disfrutar de un tardeo o para prolongar la velada disfrutando de música en directo y dj sets. Por su parte, la primera planta es el punto de encuentro para el más puro hedonismo gastronómico, en el que el paladar del comensal tiene todo el protagonismo en este espacio presidido por grandes ventanales. Un entorno perfecto para albergar comidas de negocios y también cenas románticas o celebraciones con amigos.

La primera planta, la gastronomía como protagonista

Subiendo por las majestuosas escaleras que se encuentran en el vestíbulo del edificio llegamos a la primera planta, el punto de encuentro para el más puro disfrute gastronómico, en el que el paladar del comensal tiene todo el protagonismo en estos espacios presidido por grandes ventanales. Un entorno perfecto para albergar comidas de negocios y también cenas románticas o celebraciones con amigos. La propuesta gastronómica de ABYA es internacional y conecta todas las cocinas del mundo y que firma Aurelio Morales. El reconocido chef, junto a un equipo compuesto por más de 50 personas y de la mano de Manuel González han desarrollado una carta global y que ha sido reconocida con un Sol Repsol coincidiendo con el primer aniversario de su apertura. En su carta podemos encontrar desde platos tradicionales españoles ­–como la Tortilla de patatas con guiso de carabineros y cebolla confitada o los Callos a la madrileña– los hasta las recetas más reconocidas de Latinoamérica –como el Cebiche de pescado blanco, leche de tigre de mandarina, yuca y cilantro o el Tiradito de atún rojo, aguachile verde de jalapeño y pipa de calabaza ahumada–.

Otros de los platos que ya se han convertido en clásicos de ABYA son la Ensaladilla japonesa de Wagyu A-5 sopleteado origen Kagoshima; los Black cod balls; la Media burger de Wagyu (100 grs), velo ibérico, queso ahumado y salsa ABYA; o la Coliflor con coco, caviar y anguila “mexi-yaki”. En los postres destaca el Cenote “Xocolact” o el Flan de maíz dulce y trufa negra, entre otros. Además, ABYA cuenta con platos dentro y fuera de carta que conectan con el mejor producto nacional. Por supuesto, también hay espacio para arroces y pastas, como el Arroz Cremoso de Wagyu y Shitake o los Gnocchi caseros con crema de boletus, espárragos y espuma de parmesano. Entre los productos del mar, destacan el Chipirón de anzuelo en un salteado asiático o el Lenguado a la “meniure”. Y, para los amantes de la carne, se ofrece una selección de cortes premium como el Rib-eye de vaca nacional; el Solomillo de Angus Aberdeen Escocés; o la Costilla de vaca asada y lacada.

La segunda planta, la zona más privada de ABYA

Por último, la planta más alta de ABYA es, sin duda, el rincón más reservado y exclusivo de todo el restaurante. Aquí, se ha diseñado un ambiente más privado, que ha servido para que las marcas más prestigiosas hayan encontrado ya en esta planta el lugar ideal para realizar sus reuniones y eventos privados. Esta espacio ofrece un entorno exclusivo, en el que cada detalle está cuidadosamente pensado.

El diseño de esta planta se distingue por su elegancia y sutileza. La luz natural se convierte en un elemento clave, filtrándose suavemente a través de unos ventanales que, con su forma de ojos de buey, evocan la arquitectura afrancesada y le otorgan al espacio un carácter sofisticado y distintivo. Estos ventanales no solo permiten la entrada de luz, sino que también crean un juego de sombras y reflejos que enriquece la atmósfera, haciéndola aún más especial. Aquí, la combinación de elementos sensoriales y arquitectónicos se fusionan para crear un entorno donde la exclusividad y la privacidad son protagonistas indiscutibles, ofreciendo una experiencia incomparable.

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