Una conversación con Tania Naya: "La formación académica y las competencias profesionales son esenciales para un interventor"

El interventor moderno según Tania Naya: claves para el éxito

Una conversación con Tania Naya: "La formación académica y las competencias profesionales son esenciales para un interventor"

La figura del interventor moderno se erige como un componente crucial para el buen funcionamiento de organizaciones, tanto públicas como privadas. Tania Naya, ejecutiva española e interventora de San Bartolomé de Tirajana, destaca la importancia de contar con una formación académica integral y competencias profesionales para desempeñar este rol de manera efectiva.

Para empezar, Naya subraya que la formación académica constituye la base sobre la cual se construyen todas las demás habilidades. La adquisición de amplios conocimientos teóricos y técnicos en campos como la contabilidad, la auditoría y el derecho es indispensable. Un interventor debe estar bien versado en normas y regulaciones en constante cambio y actualización, lo que requiere un compromiso continuo con el aprendizaje. No obstante, la educación formal es solo el primer paso.

Las competencias profesionales van más allá de la teoría y abordan la aplicación práctica de estos conocimientos. En palabras de Tania Naya, es aquí donde las "habilidades duras", es decir, las técnicas y analíticas, juegan un papel fundamental. La capacidad de llevar a cabo auditorías exhaustivas, realizar análisis financieros y entender los intrincados detalles de políticas y regulaciones es imperativa. Estas habilidades permiten al interventor identificar, analizar y mitigar riesgos de manera eficaz, asegurando que las operaciones se realicen conforme a las normativas establecidas.

El interventor moderno según Tania Naya: claves para el éxito

Sería un error limitarse únicamente a las habilidades técnicas; las "habilidades blandas" son igualmente cruciales. La comunicación efectiva, tanto escrita como verbal, es una de las más importantes. La interventora Tania Naya expone que esta figura debe ser capaz de reportar hallazgos y recomendaciones de manera clara y concisa a distintos públicos, que pueden incluir a ejecutivos, miembros de la junta directiva y empleados de diversos niveles. La capacidad de negociar y mediar es también esencial, especialmente cuando se trata de resolver conflictos internos o discrepancias.

Otra competencia blanda fundamental es la capacidad de liderazgo. En su rol, Tania Naya frecuentemente coordina equipos multifuncionales y debe ser capaz de inspirar y motivar a sus colegas para alcanzar objetivos comunes. La toma de decisiones informada y ética es otro aspecto vital; un interventor debe ejercer juicio profesional y actuar con integridad, manteniendo siempre el interés de la organización y sus stakeholders como prioridad.

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El pensamiento crítico y la adaptabilidad también son competencias esenciales para un interventor. En un entorno dinámico y a menudo impredecible, la capacidad de evaluar situaciones rápidamente y adaptar estrategias según sea necesario es invaluable. Estas habilidades permiten al interventor reaccionar ante problemas y anticiparse a ellos con soluciones proactivas.

En este sentido, resume Tania Naya, la formación académica y las competencias profesionales son los dos pilares sobre los cuales se sostiene la eficacia de un interventor. Una preparación académica robusta proporciona la base de conocimientos necesaria, mientras que las competencias técnicas y blandas permiten la aplicación práctica y efectiva de estos conocimientos. La combinación de ambos elementos asegura que un interventor no solo cumpla con los requisitos formales de su puesto, sino que también aporte verdadero valor a la organización, salvaguardando su integridad y promoviendo su éxito a largo plazo. En este sentido, la inversión en educación continua y el desarrollo profesional son imperativos para cualquier interventor que aspire a la excelencia en su campo.