La Ingeniería Civil: nuevos retos en España

Ingeniería civil.
Ingeniería civil.

La Ingeniería Civil, una de las actividades más antiguas y esenciales para el desarrollo de las sociedades modernas, ha sido clave en la transformación de España a lo largo de su historia. Su impacto en la mejora de infraestructuras es incuestionable, no solo desde una perspectiva histórica, sino también como motor de crecimiento económico y bienestar social en la actualidad.

Desde la construcción de carreteras hasta la creación de sistemas de agua, la Ingeniería Civil ha cimentado el progreso de España. Este sector no solo impulsa la recuperación económica, generando empleo y crecimiento global, sino que además refuerza la competitividad internacional del país, con empresas españolas liderando proyectos a nivel mundial.

El potencial del sector de la Construcción

A nivel internacional, la Ingeniería mantiene una importancia estratégica en la economía, especialmente. Según Grand View Research, el mercado global del sector se valoró en 9,09 billones de dólares en 2023, con proyecciones de crecimiento que alcanzarán los 13,7 billones para 2030. Este crecimiento está impulsado por la creciente necesidad de modernizar infraestructuras críticas, como puentes, carreteras y sistemas de agua, especialmente en países en desarrollo. 

Además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, estima que la inversión global en infraestructuras alcanzará los 94 billones de dólares para 2040, con la mayor parte destinada a áreas urbanas en expansión. Estas inversiones son fundamentales para garantizar la sostenibilidad del crecimiento económico, ya que, según el Banco Mundial, cada dólar invertido en infraestructuras genera un retorno de hasta 2,20 dólares en la economía.

La Ingeniería Civil en España

En el ámbito nacional, el sector de la Ingeniería Civil representa un pilar fundamental de la economía española. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023, la industria de la Construcción, incluida la Ingeniería Civil, representó aproximadamente el 10% del PIB del país. Un dato que podría mejorar en los próximos meses con los nuevos planes, apoyados en las ayudas Next Generation, que buscan potenciar las infraestructuras y la vivienda a todos los niveles. 

Los Presupuestos Generales del Estado de 2023, asimismo, asignaron más de 12.000 millones de euros a infraestructuras de transporte, agua y energía, mostrando el compromiso de España con el desarrollo sostenible. Este esfuerzo ha generado más de 1,3 millones de empleos en el sector de la Construcción, un 6,5% del empleo total en el país. Además, empresas españolas como ACS, Ferrovial y Sacyr destacan en el panorama internacional, liderando proyectos de gran envergadura en todo el mundo.

Sostenibilidad y cambio climático: nuevos desafíos

El cambio climático y la sostenibilidad son desafíos que la Ingeniería Civil está llamada a liderar, también en nuestro país. La resiliencia de las infraestructuras ante fenómenos meteorológicos extremos y la transición hacia una economía baja en carbono requieren inversiones sustanciales. Los Ingenieros Civiles están en una posición privilegiada para diseñar soluciones que minimicen el impacto ambiental y optimicen los recursos.

En el caso de España, por ejemplo, una de las mayores preocupaciones es el mantenimiento de nuestra línea de costa: el cambio meteorológico está conllevando una reducción de las playas, siendo necesarias medidas técnicas, que respeten el entorno, y que nos permitan conservar nuestra naturaleza y, además, nuestra actividad turística. 

Además, el acelerado crecimiento urbano está generando una creciente demanda de infraestructuras. Según la ONU, para 2050, el 68% de la población mundial vivirá en áreas urbanas, lo que incrementará la necesidad de carreteras, sistemas de agua, puertos y aeropuertos. Estos retos requieren la implementación de tecnologías innovadoras que permitan construir ciudades más sostenibles y resilientes.

 

La esencia de la Ingeniería Civil: servicio social

En el día a día, la labor de los graduados en ingeniería civil y los ingenieros técnicos de obras públicas tiene un impacto directo en la vida de los ciudadanos. Desde las carreteras que conectan comunidades hasta los sistemas de agua potable en los hogares, las infraestructuras que ellos gestionan son fundamentales para el funcionamiento de la sociedad moderna.

Estos profesionales, altamente capacitados, juegan un papel esencial en la planificación, construcción y mantenimiento de infraestructuras. Su enfoque práctico, combinado con una sólida formación en áreas como la hidráulica, el transporte y las infraestructuras urbanas, les permite afrontar con eficacia los retos que surgen en el terreno.

Innovación y digitalización del sector

La incorporación de tecnologías como BIM (Building Information Modeling), drones e inteligencia artificial está revolucionando el sector. Los ingenieros civiles deben adaptarse a estos avances para seguir siendo competitivos y asegurar que las infraestructuras del futuro sean más inteligentes, eficientes y sostenibles. Un plan que ya se ha puesto en marcha desde el propio Estado y que asegura la digitalización de la Construcción y su tendencia a un sector moderno y sostenible. 

Reconocimiento y retos para el futuro

A pesar de su crucial labor, los graduados en Ingeniería Civil y los Ingenieros Técnicos de Obras Públicas no siempre reciben el reconocimiento que merecen. Es vital que tanto las instituciones públicas como el sector privado valoren adecuadamente su trabajo, no solo en términos de oportunidades laborales, sino también en cuanto a formación continua y desarrollo profesional.

El sector público, en particular, debe modernizarse y alinearse con los estándares europeos e internacionales. Persistir en sistemas de clasificación del funcionariado basados en titulaciones, profesiones y escalas preconstitucionales no es la mejor forma de atraer a las nuevas generaciones de Ingenieros.

Si los jóvenes no ven recompensado su esfuerzo tras completar carreras intensas y complejas, seguirán buscando oportunidades fuera de nuestras fronteras, donde su talento y formación sean valorados. Esta fuga de profesionales no es solo una señal de la falta de competitividad de nuestro sistema, sino una verdadera vergüenza para el país.

En un contexto donde la Administración comienza a perder, por jubilación, a Ingenieros pertenecientes a la generación del baby boom, la modernización del sector público es aún más urgente. Ya se observan vacantes sin cubrir, no por restricciones legales como antaño, sino por la falta de profesionales dispuestos a aceptar condiciones que, injustamente, clasifican su formación y experiencia como de “segunda categoría”. Así, se mantiene la obsoleta distinción para “los del grupo A2”, perpetuando un sistema que no solo desincentiva a los mejores talentos, sino que pone en riesgo el futuro de nuestras infraestructuras. Se persiste, así, en no incluir a los Ingenieros Civiles como profesionales con el mayor rango de empleados públicos, algo que es obsoleto y fuera de lo que determina la Unión Europea. 

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