El juego de azar se impone como entretenimiento móvil favorito

La superioridad es manifiesta. Un paseo por los informes oficiales de las grandes consultoras revela la posición dominante que ocupan los juegos de azar en la parcela del entretenimiento móvil. Según los datos de mercado que maneja Statista a nivel mundial, fueron más de 1.200 millones de usuarios los que el curso pasado participaron en este creciente modelo de ocio virtual a través de las distintas plataformas de casinos.

Se trata de una cifra que sirve para regir un sector en el que también forman parte del podio otras opciones como el vídeo y la música en streaming, que en el mismo periodo de tiempo cosecharon de manera respectiva algo más de mil y setecientos millones de suscriptores, seguidas también de cerca por el podcasting, que amasó unos quinientos millones de oyentes. Si el ocio online pivota a día de hoy sobre el juego de azar, cabe preguntarse cuáles son las causas que motivan semejante panorama.

Mismos juegos, diversión idéntica

Como es obvio, el liderazgo en este ranking no es fruto ni de la casualidad ni de una tendencia pasajera. La acelerada evolución que ha vivido la tecnología en la última década ha permitido alojar sin fisuras el encanto de los casinos físicos en las apps y los navegadores de los teléfonos inteligentes. En consecuencia, para evitar nostalgias entre los usuarios y pivotar sobre la misma línea de éxito, el repertorio de juegos ha permanecido intacto en este tipo de entornos.

Las tragamonedas continúan siendo el eje nuclear en todo este asunto, acaparando algo más del cincuenta por ciento del contenido del catálogo y generando unos ingresos globales que el curso pasado rondaron los cuarenta mil millones de dólares. Su secreto, como podemos comprobar en este listado de casinos móviles, tal vez resida en la variedad de temáticas, en los gráficos avanzados y en las numerosas líneas de pago que aportan. Además, no hay un sólo slot de tipo clásico o progresivo que se eche de menos en la versión online.

Tampoco defraudan los tradicionales juegos de mesa, que constituyen un tercio de la oferta móvil y que lograron rebasar en el último ejercicio los veinte mil millones de recaudación. La ruleta, el póker y el blackjack mantienen su esencia de antaño e incorporan novedades como la transmisión en vivo, que permite a los jugadores interactuar con los crupieres. Los juegos arcade, los de dados y el bingo completan la propuesta de este modelo de entretenimiento que arrasa en las pequeñas pantallas.

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Una experiencia mejorada

Si a esta altura del milenio el alto grado de portabilidad y de velocidad de conexión facilitan que las aplicaciones de casino puedan funcionar en cualquier lugar con absoluta fluidez, no menos destacado resulta el despliegue técnico que concentran estos entornos en otros aspectos. De entrada, la mayoría de los juegos que alimentan las plataformas móviles están diseñados para moverse con unos tiempos de carga, de refresco y de respuesta que dinamizan mucho el rendimiento en términos de jugabilidad.

El apartado visual es también otro de los puntos fuertes que persuaden al jugador. Los desarrolladores han sabido mejorar la calidad estética de los juegos a través de motores gráficos tan potentes como Unity o Unreal Engine, lo que se traduce en partidas cada vez más realistas y, por lo tanto, más apetecibles. La inclusión de otras tecnologías como la realidad virtual y la realidad aumentada consolidan de igual modo este empeño por ofrecer experiencias notablemente inmersivas. La aportación de una interfaz intuitiva que optimice la navegación se ocupa del resto.

Sin miedo a los peligros de la red

Por último, es importante reseñar un dato con el que los principales operadores de juegos de azar móviles han logrado ganarse la confianza de los usuarios: la industria invierte al cabo del año más de mil quinientos millones de dólares en ciberseguridad. Se trata de una medida que permite activar sistemas de encriptación tan avanzados como los protocolos TLS o SSL, una tecnología proyectada para mantener a salvo los datos personales de la clientela frente a la amenaza de la piratería informática. En la misma sintonía, se incluyen medidas de carácter biométrico como el reconocimiento facial y de huellas dactilares con la idea de ponerle freno a los delitos de suplantación de identidad.