¿Qué cubre un seguro de vida?

Una póliza de vida es sinónimo de tranquilidad y protege frente a diferentes problemas inesperados.

Un seguro de vida es una garantía de protección tanto para el asegurado como para sus seres queridos. En la actualidad existe en el mercado un amplio abanico de modalidades de seguros de vida que no solo cubren frente al fallecimiento y cuyas coberturas pueden resultar de gran ayuda si surge un imprevisto de gravedad. Es importante tener en cuenta las necesidades específicas del asegurado y su familia para elegir la póliza que mejor se adapte. 

Cuáles son las coberturas más habituales de un seguro de vida 

La cobertura básica que cubre un seguro de vida es que, en caso de fallecimiento del titular de la póliza, sus beneficiarios reciban una cantidad predeterminada, conocida como capital asegurado. Sin embargo, en la actualidad es posible contratar coberturas extra que se adecuen a las circunstancias de cada uno. 

Contar con un seguro de vida resulta especialmente importante si el asegurado ha contraído préstamos hipotecarios, créditos personales u otro tipo de deudas. De esta forma, sus herederos no tendrían que hacer frente a los gastos en caso de fallecimiento o incapacidad grave, ya que les cubre el seguro de vida. De esta forma, el titular de la póliza se asegura de dejar a sus seres queridos cubiertos cuando falte y que puedan mantener sus propiedades y su ritmo de vida sin mayores dificultades. 

Un seguro de vida también resulta de gran utilidad a la hora de tener que afrontar los elevados gastos que surgen ante un fallecimiento. Desde los altos costes de los servicios funerarios, como los trámites de aceptación de la herencia o el Impuesto de Sucesiones. Los beneficiarios de la póliza de vida pueden solicitar una cantidad por adelantado que se descontará del capital total que recibirán.

Quienes todavía se pregunten para que sirve un seguro de vida, deben saber que algunos seguros de vida también ofrecen cobertura si el tomador de la póliza es diagnosticado de una enfermedad grave o sufre una incapacidad permanente. De esta forma, sus familiares podrán estar tranquilos de poder hacer frente a los cuidados y la atención que requiera.

Las coberturas incluidas en los seguros de vida han ido evolucionando con el paso del tiempo para responder a nuevas necesidades de los consumidores. Por ejemplo, algunas pólizas ya incluyen servicios como el borrado de la huella digital del fallecido, la tramitación del testamento vital del tomador o poder legar parte del capital asegurado a una ONG. 

Además, en España, las primas que se desembolsan por un seguro de vida pueden conllevar deducciones fiscales. En determinadas circunstancias, parte del importe que se haya pagado se puede deducir en la declaración de la renta, por ejemplo, si el seguro de vida está vinculado a la amortización de una hipoteca, o si el asegurado es un trabajador autónomo. 

En definitiva, un seguro de vida no debe considerarse un gasto sino una inversión en y seguridad tanto para el asegurado como para sus seres queridos o familiares ante cualquier posible imprevisto grave que les depare el futuro.