Zapatero fue quien decidió, personalmente, no comparecer en público tras el atentado del Líbano, a pesar de algunos consejeros de Moncloa

Hay marejada en el entorno de La Moncloa, a la vista de las críticas al presidente por no haber comparecido públicamente tras el atentado que costó la vida a seis soldados españoles desplegados en el Líbano. El problema es que la decisión fue de Zapatero.

Algunos de los consejeros más directos del jefe del Gobierno trasladaron a Rodríguez Zapatero la conveniencia de que hiciera alguna declaración inmediatamente después de la tragedia. Al parecer, entre ellos podrían estar la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, y el jefe de Gabinete, José Enrique Serrano.

Fuentes cercanas a La Moncloa a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital afirman que, no obstante esas insinuaciones, fue el propio presidente del Gobierno, en persona y por su cuenta, quien tomó la decisión de no salir a la palestra. Y en ella se mantuvo hasta el Pleno del Congreso celebrado ayer, miércoles.

De acuerdo con esas fuentes, para su negativa a cualquier declaración Rodríguez Zapatero argumentó lo siguiente:

-- Afirmó que él no suele salir nunca.

-- Dijo también que no quería hacer un “uso político” de lo sucedido.

-- Y razonó que, si decidía salir para una declaración, entonces le criticarían igualmente por haberlo hecho.

 

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