Aventuras y desventuras de un novelista

Libro.

Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) es hoy un escritor reconocido, autor de más de quince libros -algunos traducidos a otros idiomas-, que reside en Barcelona desde 1982. En el último, Ropa de casa (Seix Barral. Barcelona, 2024, 297 págs.) nos ofrece sus memorias, con un estilo ágil y elegante, salpicado de anécdotas, comentarios, impresiones, en un periodo que abarca desde el final del franquismo hasta nuestros días, buen testimonio de los cambios que se han ido produciendo en la sociedad española.

La infancia en Logroño y en Zaragoza, la temprana y repentina muerte de su padre, militar, los esfuerzos de su madre para sacar adelante a sus cinco hijos, la relación con otros parientes, o las historias sobre los antepasados carlistas marcan la infancia y la adolescencia. Después, la etapa universitaria en Zaragoza y en Barcelona y los primeros pinitos literarios.

Cuando se decide a dejar la enseñanza de lengua y literatura para dedicarse enteramente a escribir, a pesar de las penurias económicas, adentra al lector, con gran colorido, en los ambientes culturales de Barcelona de los años ochenta y noventa, con algunas referencias a los de Zaragoza y de Madrid. Lugares emblemáticos de encuentros nocturnos de escritores y otros artistas, algunos desaparecidos con motivo de las obras para los Juegos Olímpicos de 1992. 

Especial interés tiene la relación con autores ya destacados y con algunos de su generación, también con críticos y profesores, así como las referencias a algunas revistas culturales, al cine... Ahí afloran miserias y grandezas, como en la amistad truncada, bien a su pesar, con Javier Marías, o la más firme con Labordeta, Atxaga, Romeo, entre otros, y con personas no relacionadas con la literatura.

Otros puntos destacables son la relación con los editores (Anagrama, Tusquets...), los trabajos de traducción de novelistas italianos y las colaboraciones en periódicos y revistas. Hay que elogiar que no hay nada de pose ni de victimismo, en estas memorias, sino todo lo contrario, una actitud de agradecimiento: Me pregunto ahora a quién, aparte de mí y de mis allegados, pueden interesar estas páginas, que cuentan una vida en la que no han pasado demasiadas cosas. Digamos que, en comparación con otras, la mía ha sido una vida pequeña. Pero, en fin, no solo a los pomelos y a las naranjas se les puede sacar jugo: también a las mandarinas. He gozado siempre de buena salud, he vivido rodeado de afecto y me he podido dedicar profesionalmente a lo que siempre ha sido mi pasión, la literatura. Supongo que no hace falta mucho más para sentirse un privilegiado.

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