Alerta de Sanidad ante la ola de calor: 2 millones de personas mayores viven solas

El ministerio confirma que la mayoría de muertes que se produjeron el año pasado por altas temperaturas se concentraron en el colectivo de más de 65 años

Una mujer mayor se protege del sol con un abanico, a 24 de julio de 2023, en Madrid. Foto: Eduardo Parra / Europa Press
Varias personas mayores se resguardan del calor en Sevilla. Foto: Joaquin Corchero / Europa Press

Las personas mayores de 65 años conforman el grupo de edad al que más afecta el calor extremo. Así se reconoce en el plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud de 2024, activado recientemente por el Ministerio de Sanidad

La marginación, el aislamiento y la dependencia son factores de riesgo que pueden agravar la situación de este colectivo ante las olas de calor.

Dos millones de personas mayores viven solas

En España hay más de dos millones de personas mayores de 65 años que viven solas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra representa aproximadamente el 41,7% de los hogares unipersonales del país​. 

Además, la mayoría de estas personas son mujeres, debido en parte a que presentan una mayor esperanza de vida en comparación con los hombres. 

Actuaciones del plan nacional

El plan nacional destaca la importancia de la coordinación con los servicios sociales para identificar a los grupos de riesgo y proporcionar el apoyo necesario.

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Subraya asimismo que la implicación de las administraciones a nivel central, autonómico y local, así como de organizaciones sociales, resultan esenciales para proteger a los más vulnerables. 

Una actuación que recoge el plan es la difusión de información a los ciudadanos, especialmente a los grupos de mayor riesgo y a los profesionales sanitarios y de servicios sociales. 

Para el colectivo de personas mayores planes como el que ahora se ha activado pueden ser útiles para saber cuándo corren más riesgo y evitar salir a las horas centrales del día o tomar precauciones como beber más líquidos.

En el plan nacional español se destaca que “las últimas evidencias científicas refuerzan la idea de que los planes de prevención tienen un efecto real sobre la disminución de la mortalidad asociada a los excesos de temperatura”.

Disminución de la sensación de calor y sed

Las personas mayores son más vulnerables, en parte, porque tienen reducida la sensación de calor y, por lo tanto, la capacidad de protegerse. Su percepción de sed también disminuye, especialmente en personas con enfermedades neurodegenerativas (como el Alzheimer).

A ello se suma que los ancianos tienen disminuida su capacidad para disipar el calor, sobre todo si padecen enfermedades como la diabetes o trastornos neurodegenerativos. Muchas de sus glándulas sudoríparas están fibrosadas (es decir, dañadas y reemplazadas por tejido fibroso), lo que reduce la sudoración, un mecanismo crucial para enfriar el cuerpo. 

En 2023 se registraron 3.000 muertes por altas temperaturas

Según las estimaciones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), entre 2015 y 2023, se registraron 21.774 defunciones atribuibles al calor en España. 

El 2022 fue el año más mortífero con 4.789 fallecimientos, seguido de 2023 con 3.009 defunciones. La mayoría de estas muertes ocurrieron entre personas mayores de 65 años.

Ciudades poco preparadas para el calor

Un grupo de investigadores acaba de publicar un artículo científico en la revista Nature en el que se analiza cómo afronta la gente mayor de las ciudades el calor extremo. 

El estudio concluye que, ante las altas temperaturas, las personas mayores necesitan ciudades más preparadas y menos recomendaciones restrictivas

La investigación –realizada por antropólogos y físicos de dos universidades polacas y dos centros de investigación noruegos– se centró en personas mayores que viven en Madrid y Varsovia, dos ciudades especialmente calurosas en verano. 

Un madrileño que participó en el estudio –en total eran 10– señalaba que: "Es como si la ciudad no estuviera pensada para la gente y para el calor (…), como si las soluciones para el calor tuvieran que estar necesariamente dentro de casa porque la ciudad no tiene ni medios ni recursos".

Recomendaciones contradictorias

Paloma Yáñez Serrano, antropóloga visual y una de las autoras del artículo e investigadora posdoctoral del Laboratorio de Transformación Urbana y Cambio Global (TURBA Lab) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), subraya que, si bien las recomendaciones generales ante los episodios de calor extremo tienen sentido, los participantes del estudio se sentían poco comprendidos por las autoridades que las dictaban.

"Para cada recomendación tenían un pero. Se les aconsejaba reducir el ejercicio físico, pero algunos de ellos necesitaban moverse y salían por la mañana. Se les decía que se quedaran en casa y que su familia les cuidara, pero muchos no tienen familia ni recursos para poner el aire acondicionado todo el día, con lo cual la temperatura de su casa podía ser superior a la del exterior".

Según la investigadora de la UOC, algunos sentían como si volvieran a estar en pandemia. "Decían que el desequilibrio climático era una nueva excusa para encerrarlos. Eran muy críticos con la estructura urbana, con el cierre de parques o con la tala de árboles, y demostraban una consciencia sobre el territorio que quizás mucha gente más joven no tenga", asegura.

Un hombre mayor paseando por Madrid en julio del año pasado. Foto: Eduardo Parra / Europa Press