Esperando la investigación de El País sobre abusos sexuales en el cine español

La actriz Jedet posa en la alfombra roja previa a la gala de la X edición de los Premios Feroz, en el Auditorio de Zaragoza.

Llevo muchos años leyendo a diario El País. En líneas generales, con sus altos y bajos, me parece un periódico bien hecho. Creo que con el paso del tiempo ha ido a menos, pero todavía cobija a muy buenos profesionales de la información y el análisis. Pero en algunas ocasiones no me ha parecido honesto, honrado, lo suficientemente imparcial.

Me pareció bien que abriera una investigación para destapar los abusos a menores en la Iglesia española. Yo soy creyente y quizás por eso me duelen especialmente los atropellos que algunos sacerdotes han cometido en el pasado contra los más inocentes: los niños. Un escándalo y un horror. Por eso cuanta más luz se arroje sobre estos sucesos, mejor. Y toda ayuda es poca.

Sin embargo, observando el tono y tratamiento de los artículos y el ritmo de las publicaciones sobre esta cuestión siempre pensé que algunos periodistas de El País implicados en estas investigaciones parecían demostrar algo más que el simple deseo de dar a conocer unos hechos noticiosos a la ciudadanía.

Nunca vi ese mismo celo en ellos, por ejemplo, para destapar los abusos cometidos por voluntarios de ONG del mundo entero en países subdesarrollados: otra canallada aberrante, especialmente clamorosa por utilizar la indigencia de tantos y la ayuda humanitaria donada por personas de bien para forzar a mujeres y menores sin recursos. Recuerdo que un informe elaborado por el Parlamento británico alertó claramente de que se trataba de un “mal endémico”, no de hechos aislados. Una práctica habitual y extendida, practicada durante años y que afectaba a las más importantes organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, nadie supo más de todo aquello. Se pasó sutilmente por encima y a otra cosa.

Estos días he vuelto a pensar lo mismo observando el tratamiento que le está dando el periódico del Grupo PRISA a la noticia de ese productor de cine español, declarado homosexual, que ha sido detenido tras las denuncias de varias personas que aseguran haber sido acosados en la fiesta que siguió a la entrega de los Premios Feroz. Lo poco que ha salido a la luz de este caso (no es la primera vez, hay más hechos silenciados, se explotaba una posición de dominio, hay miedo a testificar…) permite vislumbrar otro horror intolerable con muchos abusadores: el Me Too español.

Vídeo del día

Al menos 16 muertos en el incendio de
un centro comercial en China

 

Ya está tardando el periódico de Pepa Bueno en poner un teléfono de atención a las víctimas anónimas, en dedicar dos o tres periodistas de la redacción en exclusiva a esta materia, en publicar dos o tres noticias a la semana –con llamadas frecuentes en Portada- sobre la cuestión, en ir dando voz a los agredidos cada cierto tiempo con entrevistas a toda página, en exigir al Defensor del Pueblo una investigación conjunta…, en poner en marcha, en definitiva, un trabajo que permita pensar que a El País le interesa la verdad de las cosas. Toda la verdad, afecte a quien le afecte, sean amigos de la casa o no. Seguro que lo vamos a ver, tengan paciencia.

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