José Apezarena

Empeñados en poner al rey en una encrucijada

Los actuales líderes parecen empeñados en colocar al rey en situaciones de dificultad, algo que no resulta muy aconsejable, ni para el jefe del Estado, ni tampoco para la tranquilidad y estabilidad de nuestro sistema político.

El primero en hacerlo fue Mariano Rajoy, por su negativa a someterse a la investidura, a pesar de ser la fuerza más votada, con el argumento de que no tenía los apoyos suficientes. Por lo visto, esgrimió ante Felipe VI la existencia de una especie de pre acuerdo entre socialistas y Podemos, tomando ocasión para ello de la famosa rueda de prensa en la que Pablo Iglesias poco menos que se proclamó vicepresidente y solicitó hasta seis carteras del futuro Gobierno.

El segundo ha sido Pedro Sánchez, que aceptó proponerse como candidato a Presidente del Gobierno a pesar de que tampoco tenía los apoyos necesarios, tal como se ha comprobado en los dos estériles plenos del Congreso celebrados la semana pasada. Ha sido un fracaso para él pero, a la vez y de rebote, también para quien le dio el encargo.

A propósito de esa actuación del monarca, alguien podría formular la siguiente pregunta. Si, como se ha demostrado, el líder socialista no reunía los votos, ¿por qué le dio el encargo de someterse a la investidura? La respuesta es que el papel del rey no es hacer sumas y restas para certificar cuántos escaños acumula de verdad un candidato, sino que solo le cabe 'creerse' lo que le dice, si afirma que los tiene. Que es, por cierto, lo ocurrido con Pedro Sánchez, aunque al final se haya demostrado que en realidad carecía de apoyos.

Dado que los políticos no han logrado un acuerdo para formar nuevo Gobierno, el proceso ha entrado en un 'impasse'. Y ello ha obligado a Felipe VI a tomar una decisión. Algo, adoptar decisiones, que, en principio, cuanto menos practique, mejor.

A la vista de la situación, el rey ha decidido no convocar "por el momento" una nueva ronda de consultas con los partidos para designar aspirante a la Presidencia del Gobierno. Lo anunció ayer la Casa del Rey en un comunicado, después de la visita del presidente del Congreso. La nota añade que el monarca toma esta decisión "de manera que las formaciones puedan llevar a cabo las actuaciones que consideren convenientes a los efectos de lo previsto en el artículo 99 de la Constitución".

Según declaración posterior de Patxi López, "el Rey cree que ahora es el momento de los partidos". Ahora... y antes. Aunque en estos momentos ya con prisas, porque corren los plazos.

¿Qué va a pasar en estos casi dos meses, antes de que sea obligado convocar elecciones? No hay nada previsto. No hay plazo, por tanto, ni para una nueva ronda de consultas, ni fecha para otro debate de investidura.

El artículo 99.4 de la Constitución establece que, si el candidato a la Presidencia del Gobierno no obtuviera la confianza en segunda votación por mayoría simple, "se tramitarán sucesivas propuestas" de candidatos por el mismo procedimiento que con el primero, es decir, a través de la designación del rey tras mantener una ronda de consultas con las fuerzas presentes en el Parlamento.

 

En el momento en que alguna de las formaciones tenga la posibilidad, se lo comunicará al presidente del Congreso y este al rey, que iniciará entonces la ronda de consultas. El presidente del Congreso ha explicado también que Felipe VI no se ha marcado un límite en el tiempo que da a los partidos, puesto que es algo que "dependerá del trabajo de estas formaciones políticas".

En resumen, los políticos no están haciendo su trabajo. Con ello, obligan al rey a mojarse. Aunque solo sea decidiendo no convocar de momento nueva ronda de consultas.

Pienso que, cuantas menos encrucijadas tenga que afrontar Felipe VI, mejor. Pero no creo que me hagan caso.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

Comentarios