José Apezarena

El PSOE y la Iglesia

El PSOE de Rubalcaba ha depositado en el Congreso una proposición no de ley que insta al Gobierno a denunciar los acuerdos España-Santa Sede de 1979, con la amenaza de que, si no es aprobada, incluirán en su programa electoral el compromiso de revisar las relaciones con la Iglesia.

A la vista del paso que ha dado el actual socialismo, se me ocurren algunas reflexiones que pueden ser pertinentes.

La primera tiene que ver con la intencionalidad inmediata de la iniciativa. No es infrecuente que algunas medidas anunciadas por el Gobierno del PP hayan sido recibidas, y calificadas, como movimientos de distracción, dirigidos a 'tapar' otros problemas más graves por la vía de provocar una polémica más o menos artificial.

Por eso, me pregunto. La iniciativa que anuncia el PSOE ¿busca despistar a los militantes, y por supuesto a la opinión pública, apartándoles de debates más sustanciales como: la grave crisis del partido, que sigue castigado por las encuestas; el dilema del actual liderazgo, más que cuestionado; o el debate sobre las primarias y quién será o no será candidato? Por no referirme a la propia crisis económica, que algo tiene que ver con la gestión de anteriores gobiernos.

¿Cree la dirección socialista que, con ese paso, va a ganar los votos que le faltan? Me parece que la medida satisfará quizá a los suyos, y posiblemente no a todos, porque no tengo claro qué pensarán teóricos católicos como Ramón Jáuregui, José Blanco, José Bono, Paco Vázquez...Digo que tal vez complacerá a parte de sus seguidores, pero le traerá contados apoyos, y, desde luego, ahuyentará a amplias capas sociales.

Por dar un sólo dato, que considero relevante: el 70 por ciento de los padres de familia piden en la escuela educación religiosa para sus hijos. La reclaman voluntariamente, por supuesto.

La proposición entregada en el Congreso plantea, entre otras cosas, la elaboración de un "protocolo civil" para garantizar la "aconfesionalidad" de todos los actos solemnes organizados por el Estado.

¿Van a prohibir la ofrenda al Apóstol Santiago, que protagoniza cada año el rey o, en su nombre, un miembro de la Casa Real o un alto cargo. El 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, en el homenaje a los que han dado la vida por España, ¿desparecerá la oración fúnebre por los caídos? ¿Dejará de cantarse allí "La muerte no es el final"?

Voy un paso más. En su plan de 'laicización' ¿entra prohibir los desfiles procesionales por las calles de Sevilla, de Málaga y de tantas poblaciones españolas? ¿Se bloqueará la romería del Rocío? ¿Van a impedir que clubes deportivos depositen sus trofeos ante la Virgen de Montserrat o La Almudena?

 

Por cierto que me gustaría escuchar la opinión de Susana Díaz, la política 'revelación' del PSOE, que hasta ahora se ha movido por terrenos donde reina el sentido común y la moderación. ¿Qué opina ella de las públicas manifestaciones andaluzas de religiosidad? ¿Tiene algo que decir?

El PSOE, prisionero de viejos fantasmas, sigue mirando por el retrovisor, incapaz de asumir que la libertad incluye el derecho a pensar y creer, y a vivirlo públicamente. El ciudadano es el dueño de este país, no políticos y partidos empecinados en imponer sus dogmas, aunque no los llamen así.

Que apuesten por la libertad y dejen a la gente vivirla.

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