El PSOE ama la bandera

¡Cómo cambian los tiempos! No hace demasiado, en la época de Rodríguez Zapatero, creció dentro del PSOE una corriente de opinión, bastante asentada, que propugnaba cambiar el nombre del partido. ¿Y cuáles eran las apuestas? Suprimir dos de sus cuatro siglas fundacionales, eliminar dos denominaciones emblemáticas: Obrero y Español.

La propuesta estuvo bastante avanzada, en la línea de denominar a la formación que fundara Pablo Iglesias solamente Partido Socialista (con las siglas PS), aunque al final no existió determinación suficiente como para proponerlo en serio y la idea quedó aparcada.

Resulta que ahora, este fin de semana, su nuevo líder, Pedro Sánchez, se envuelve en la bandera y reivindica como propia la palabra España, así como la patriótica condición de españoles que, según proclamó, adorna a los socialistas.

Eso de sacar a pasear la bandera, y cuanto más grande mejor, se parece no poco al arranque que en su día, en los inicios de la transición, protagonizó el Partido Comunista, cuando necesitó aplacar como fuera un posible golpe ultra y militar en las horas siguientes a la legalización, aquel histórico Sábado Santo Rojo. Santiago Carrillo sorprendió a propios y extraños colocando una gran bandera de España para ofrecer una rueda de prensa en aquellas horas críticas.

Visto lo visto el domingo, me parece que mucho han tenido que desazonar a Pedro Sánchez las acusaciones últimas: de pactar con partidos izquierdosos, poco solventes, antiespañoles... en resumen con formaciones que poco menos que ponen en peligro este país, como para haber montado un acto de ese calibre, que chirría respecto a las sensibilidades más profundas de su partido.

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No nos engañemos, esos gestos patrioteros no van con la tradición más profunda del socialismo español.

Pero el secretario general no ha pretendido solamente general acallar las intensas críticas, externas pero sobre todo internas, por la deriva mantenida en los pactos tras las municipales, sino que también apunta, por supuesto, hacia noviembre, a las elecciones generales que le aguardan.

Pedro Sánchez acumula en su haber, mejor dicho en su debe, el peor resultado electoral del PSOE en muchos años, con la tremenda sangría de votos padecida el 24 de mayo, y no puede permitirse que algo parecido pueda sobrevenir en las generales de 2015, porque eso supondría su prematura muerte.

Así que lo ocurrido el domingo, con un líder trajeado y con corbata, patriota donde los haya, rodeado de una gran bandera de España y hasta acompañado por su mujer, en lo que tantos han calificado de acto electoral a la norteamericana, no va a ser más que el comienzo. De aquí a noviembre, el estilo y el mensaje esbozados ahora van a convertirse en la tónica.

Todo sea por conseguir en las próximas generales un resultado al menos presentable. Y tengo que decir que Pedro Sánchez hace lo que tiene que hacer. Esto es política, y en política, si no ganas, estás muerto.

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