Rajoy en estado casi puro

El desempeño del presidente del Gobierno en la última rueda de prensa que ofreció, el viernes pasado, a modo de resumen y balance del año, reveló otra vez a un Mariano Rajoy en estado puro. O casi puro.

¿Qué quiero decir? Que actuó aplicando una mezcla de galleguismo blando y de olímpica frescura, para salirse por la tangente siempre que así le pareció. Que fue prácticamente a lo largo de toda la comparecencia.

Ni los temas aparentemente más duros y delicados, para él y su partido, le desencajaron. Eso sí, tampoco contestó nada relevante. La financiación irregular del PP, las luchas dentro del PP, las eléctricas y el precio de la luz, la reforma de la ley del aborto… pasaron por delante de él sin inmutarse, y sin aportar prácticamente nada que no fuera obvio y conocido.

Pero, eso sí, en lo personal se le notó convencido, más bien tranquilo, seguro de que va haciendo lo que debe y de que, además, piensa que empiezan a salirle bien las cosas.

Dio la sensación de que está realmente convencido de que el país sale adelante y de que, por tanto, él mismo, su Gobierno, su partido, también se salvarán. Aunque no dejó de reconocer que la gente, el españolito de a pie, no está notando para nada los brotes verdes, o lo que sean, en la economía del país.

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Algunos de los más críticos con Rajoy se tiraban de los pelos el viernes, con comentarios de este tenor: ¡A ver si otra vez le va a salir bien su técnica de mirar al cielo y esperar que escampe, de que las cosas se resuelvan solas!