¿Arde Cataluña?

¿Arde París? La frase se atribuye a Hitler, preguntando al general alemán que había ocupado la capital de Francia si ya había cumplido su orden directa de incendiar la ciudad, antes de retirarse porque llegaban las tropas de liberación.

Pedro Sánchez ha cometido una larga serie de atropellos a propósito de Cataluña, desde los indultos a los golpistas (condenados por sentencia firme) hasta, ahora mismo, una ley de amnistía que pretende establecer que allí no pasó nada. Y todo lo ha justificado en que eran condición necesaria para normalizar la situación, para pacificar el territorio, para la reconciliación.

Es, no hace falta repetirlo, el precio que ha necesitado pagar por esos siete votos que le permiten continuar siendo presidente del Gobierno. Bueno, el precio lo hemos pagado todos los demás, este país, los españoles.

“La amnistía hará de España un país más cohesionado, con más convivencia y más unido que nunca”, afirmó en noviembre de 2023. Llegó a afirmar que, con sus decisiones, estaba "construyendo la unidad de España".

Los resultados que se están viendo ahora son:

-Connivencia de los dos partidos independentistas, Junts y ERC, abrazándose tras ser aprobada en el Congreso la ley de amnistía, y lanzando anuncios coincidentes de que solo ha sido un primer paso; que el siguiente es el referéndum de autodeterminación. Tal cual.

-Desobediencia expresa del Parlament al Tribunal Constitucional, desoyendo la prohibición de aceptar el voto telemático de los ausentes Carles Puigdemont y Lluis Puig. Y no pasa nada.

-Por tanto, una Presidencia constituida ilegalmente. Con los votos coaligados de Junts y ERC. Y el Gobierno dice que “respeta” esa decisión

-Un presidente, Josep Rull (Junts), que reniega de la Constitución española, y afirma: “Este parlamento no tiene su origen en la Constitución española de 1978, sino que es la expresión de una nación milenaria, de una institución que va más allá de los siglos”. (Se refería a las llamadas Cortes de Cervera, celebradas en 1359, presididas por un obispo).

¿Se ha pacificado Cataluña, gracias a las concesiones de Pedro Sánchez? Desde el Gobierno dicen que sí, exhibiendo el resultado de las últimas elecciones catalanas.

Sin embargo, el independentismo, no solamente no está pacificado, sino que se muestra envalentonado, gracias al trágame que han impuesto a Sánchez, al Gobierno y al resto de España.

Quienes protagonizaron la intentona de 2017, se encontraron que el Estado reaccionó aplicando el artículo 155 de la Constitución, y, posteriormente, juzgando, condenando y metiendo en prisión a los cabecillas.

Ahora, esos mismos, que se encuentran en la calle, libres de cualquier responsabilidad, han conseguido doblar el brazo del Estado y, sobre todo, han aprendido una lección demoledora: que pueden intentar de nuevo romper España porque se ha demostrado que, al final, pueden salir de rositas.

Lo van a intentar de nuevo. Y ya han empezado. El preámbulo ha sido la constitución del Parlament y una presidencia elegida ilegalmente. Hechos que empiezan a recordar aquel infausto octubre de 2017.

La ley de amnistía recién aprobada constituye la culminación de las villanías protagonizadas por el presidente del Gobierno. En palabras de Manuel Aragón, catedrático de Derecho Constitucional y exmagistrado del TC: “La Constitución NO permite las amnistías. Estamos asistiendo a un ejemplo palmario de corrupción política y jurídica”.

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