La cólera del pueblo

Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, que ha salvado la cara al derrotado socialismo francés tras haber cosechado el peor resultado de su historia en unas municipales, ha hablado en su primer discurso del "voto de la cólera".

En Francia ha hablado la cólera del pueblo, en contra de un Gobierno ineficaz y paralizado, que en lugar de resolver los problemas lo que ha hecho es agravarlos. Todo un récord de François Hollande.

La cólera del pueblo constituye un movimiento temible en la historia de las naciones. Algo a lo que todo gobernante debe temer.

Aquí, en España, floreció el movimiento de los indignados, que sin embargo poco a poco fue menguando, también por sus propios errores y hasta excesos. Y por el intento de algún partido de izquierda de patrimonializar e instrumentalizar el proceso.

Quizá cólera, no. Pero enfado, haberlo, sí que hay en este país. Demasiados recortes, demasiadas familias sin ningún ingreso, demasiados parados... Y un Gobierno que sigue sin empatizar con la gente, tal vez porque en realidad resulta imposible arreglar la economía con medidas quirúrgicas y, a la vez, pretender ganarse la sonrisa del personal.

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Lo ocurrido a los socialistas en Francia podría ser un anticipo de lo que le espera al Gobierno de Mariano Rajoy en las elecciones europeas. Escribo "podría ser", porque, aunque aquí los indignados son muchos, son legión, sin embargo no creo que sean encolerizados.

La cólera es otra cosa, y eso a lo mejor le salva a Rajoy. O al menos no lo masacra con le ha ocurrido a Hollande.

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