La gran traición: ni enterrado el procés ni pacificada Cataluña

Marta Rovira: "Venimos a acabar lo que empezamos y dejamos a medias"

En diciembre de 2022, Pedro Sánchez dio por “enterrado” el procés y por “pacificada” Cataluña

Fue durante una rueda de prensa en Bruselas, el 14 de diciembre, horas después de que el Congreso aprobara la derogación de la sedición y la revisión del delito de malversación por los que se condenó a los líderes independentistas del 1-O. El presidente del Gobierno proclamó con cierta solemnidad: “El procés acabó, y en Cataluña no va a haber ningún referéndum de autodeterminación”.

Concedidos en junio de 2021 los indultos a los dirigentes del procés, para Pedro Sánchez la nueva reforma penal suponía la culminación de la agenda de desjudicialización del conflicto político en Cataluña.

“El procés acabó y hoy en Cataluña prima la convivencia y se cumple la Constitución”, subrayó. Y apuntó otros dos efectos de su política de desinflamación: “La unidad del independentismo está rota y la vía unilateral hoy no se plantea”.

Desde Moncloa remachaban: “Las medidas que se están adoptando son efectivas y están teniendo resultados buenos y visibles. Solo hay que ver la tranquilidad en las calles de Barcelona y otras ciudades catalanas. Se ha pacificado Cataluña”.

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Y, en el resultado de las elecciones catalanas últimas, Sánchez vio refrendada su política de 'pacificación' de Cataluña: "Era el buen camino", dijo.

¿Terminado el procés? ¿Pacificada Cataluña? ¿Rota la unidad del independentismo? ¿Excluida la vía unilateral? Más bien todo lo contrario.

Las cosas están hoy posiblemente peor que nunca, porque el catalanismo se siente crecido y ganador. Y no le faltan motivos: ha doblado el brazo al Estado. O sea, a la potencia ocupante, España, que ha dejado ver su debilidad.

La demostración más contundente es el regreso de Marta Rovira. En marzo de 2018, huyó a Suiza para evitar la prisión, tras ser citada a declarar por el Supremo. Fue imputada por rebelión, luego por sedición, más tarde por desobediencia por el 1-O, y finalmente por terrorismo en el ‘caso Tsunami’. El archivo de esta causa, propiciado por el error del juez instructor, le ha permitido regresar, cuando ya hacía planes para estar al menos un año más lejos de Cataluña.

Y en sus primeras declaraciones no ha podido ser más contundente: “Hemos venido a acabar lo que empezamos y dejamos a medias”. O sea, a culminar el procés.

No cabe perder de vista que las ha realizado la secretaria general de ERC, el partido socio preferente del Gobierno a nivel nacional, al que debe la estabilidad parlamentaria y la continuidad en el poder.

Rovira ha convocado al movimiento secesionista a recuperar la unidad perdida y a retomar el camino del 'procés'. “¿Cuándo olvidamos que juntos somos más fuertes?”, exclamó. Calificó su retorno de una “victoria absoluta”. “Esto debe ser un chorro de energía para volvernos a levantar”.

Otro de los regresados con ella, el activista Josep Campmajó, comentó: “Es extraño, porque volvemos del exilio pero regresamos a un territorio ocupado”.

La supuesta normalización y pacificación, junto con el absoluto descarte de que vuelva a ocurrir un nuevo 1-O, han sido los argumentos esgrimidos por Pedro Sánchez para tratar de justificar los atropellos de indultar a golpistas y de amnistiar lo ocurrido en Cataluña en 2017. Y, ello, solo con el objetivo de que los partidos independentistas le mantengan en La Moncloa.

Hoy, el independentismo preside el Parlament, donde se incumplen las instrucciones del Tribunal Constitucional prohibiendo el voto telemático sin que eso tenga consecuencias, y donde se está cociendo otro declaración unilateral de independencia como la que se aprobó el 27 de octubre de 2017.

En lugar de pacificar, lo que ha hecho Pedro Sánchez es dar alas al independentismo, que, de estar bajo mínimos, con sus dirigentes atenazados por la justicia, los ha puesto en libertad y absolutamente crecidos, porque han doblado el brazo al Estado. Lo van a volver a intentar, porque han comprobado que eso sale gratis.

El presidente del Gobierno ha vendido España. Desde mi punto de vista, se ha perpetrado una gran traición. Por eso hay quien, salvadas las distancias, compara a Pedro Sánchez con el conde don Julián, el personaje que, según la leyenda, abrió las puertas de la península a la invasión musulmana.

editor@elconfidencialdigital.es

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