José Apezarena

¿De donde salen, tan jóvenes?

Participo de forma habitual en tertulias políticas en algunas televisiones, donde se desarrollan intercambios de puntos de vista en general interesantes y hasta constructivos. Salvo cuando alguno de los asistentes es un doctrinario, cosa que no resulta infrecuente.

En tales casos, el debate, en el sentido estricto de la palabra desaparece, para convertirse en confrontación.

En esa línea, he de confesar que existe un perfil de tertuliano, ya relativamente abundante, que me está llamando mucho la atención, porque no me lo esperaba.

Me refiero a unas cuantas personas, jóvenes, del entorno de los treinta años, ubicados en la izquierda radical, nada dialogantes porque no escuchan, y que manejan argumentos y clichés que, ya metidos en pleno siglo XXI, yo creía periclitados.

Sorpresa causa, en efecto, en gente tan joven, el manejo de prejuicios ideológicos que son del siglo XX, y aun del XIX si me apuras. Sobre el capital, los ricos, el poder, los pobres, la propiedad, hasta la religión… Me pregunto de dónde los sacan, quién y cómo se los ha colocado.

No es lo más negativo ese anclaje en un pasado tan vetusto. Ni su ausencia de capacidad crítica para dudar, aunque sea un poco, de sus dogmas, que defienden de forma cerrada y hasta virulenta. Lo peor es que da la impresión de que consideran enemigos, como suena, a quienes no piensan como ellos. Con las consecuencias que ello tendría.

Más de una vez he tenido la sensación de que alguno de esos tertulianos, con el que estaba debatiendo, si nos halláramos en el 36 me habría enviado a la Cárcel Modelo de Madrid, y hasta me habría conducido a Paracuellos. Es la impresión que me asaltó, y como lo siento lo cuento.

Insisto en que muchos son personas muy jóvenes. Por eso me pregunto de dónde han salido.

 
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