José Apezarena

StopMigration

Subsaharianos llegados en cayuco a la isla de El Hierro

Alemania pone hoy en marcha controles de fronteras en los nueve países con los que linda el país.

Viktor Orban publicó un mensaje burlón en X: "Alemania ha decidido imponer estrictos controles fronterizos para detener la inmigración ilegal. ¡Canciller Scholz, bienvenido al club! StopMigration#

Detrás aparece la conmoción causada tras la sucesión de atentados mortales por parte de refugiados radicalizados, a finales de mayo en Mannheim y a finales de agosto en Solingen, que ha llevado también a la coalición gobernante a tomar medidas urgentes como la expulsión de 28 afganos, reducción de prestaciones sociales para algunos refugiados... Un giro de 180 grados para uno de los países que hasta ahora se consideraba uno de los más abiertos de Europa.

Alemania acusa a los países vecinos, en particular a los del sur de Europa, Italia y Grecia, de no controlar sus fronteras y de permitir la circulación de refugiados sin haber tramitado previamente las solicitudes de asilo. Además, según el Ministerio del Interior, un tercio de las 74.622 solicitudes para enviar migrantes de regreso a otros estados europeos fracasaron el año pasado porque los países afectados, como Italia y Grecia, se negaron a recibirlos.

“El problema es que Alemania acoge a muchos más refugiados que otros países. Necesitamos más solidaridad”, dicen desde el SPD, el partido del canciller Olaf Scholz.

Alemania ha recibido una cuarta parte de todas las solicitudes de asilo en Europa este año, según Eurostat, que se suman a los 1,2 millones de refugiados venidos de Ucrania. Se estima que han aumentado en unos dos millones de personas desde 2015.

A la vez, Países Bajos se ha declarado en estado de alarma por la inmigración ilegal. Ha aprobado reformas en el sistema del asilo para limitar la entrada de refugiados y aumentar las expulsiones, y solicitará  su exclusión de la política migratoria de la UE

En Países Bajos viven, según la ONU, 2.358.333 de inmigrantes, lo que supone un 13,5% de la población, y es el 46º país del mundo por porcentaje de inmigración. Proceden principalmente de Turquía (8,45%), Surinam (7,76%) y Marruecos (7,42%). En los últimos años, el número de inmigrantes residentes ha aumentado en 362.015 personas, un 18,13%.

Se suma el ascenso de la extrema derecha en las elecciones europeas y en las legislativas de Francia, el triunfo de los ultraderechistas de la AfD en dos Länder del este de Alemania...

 

La cuestión migratoria ha pasado a un primerísimo plano en la política europea. El tema se discutirá en la cumbre de jefes de Estado a mediados de octubre.

Desde principios de año, las entradas irregulares en la UE registradas por Frontex ha disminuido un 36% (113.400 entradas a finales de julio). Los Veintisiete firmaron en junio un pacto para gestionarlas conjuntamente, se multiplican los acuerdos migratorios con Túnez, Egipto y Líbano, pero eso no ha tenido los efectos políticos esperados para los partidos en el poder.

Los países del Sur que acogen a refugiados consideran que el sistema europeo es injusto porque les dejan solos con el problema, y naciones como Alemania, a donde van los solicitantes de asilo, les culpan de desentenderse, dejándolos pasar.

En Bruselas existe una preocupación real. Desde la primavera, una quincena de Estados miembros, encabezados por Austria y Dinamarca, Italia y la República Checa, han pedido al ejecutivo de la UE que "identifique, desarrolle y proponga nuevos medios y soluciones para prevenir la inmigración irregular en Europa".

Estos países ponen la mira la implementación de una política de externalización en la recepción y el tratamiento de los solicitantes de asilo fuera del Viejo Continente según el "modelo Ruanda", desarrollado por la anterior mayoría conservadora en el Reino Unido. Algunos ya se están preparando para la aplicación de una política de contratación externa, mientras Italia continúa sus proyectos en Albania.

Esos quince Estados, entre los que no se encuentran ni Francia ni Alemania, piden a la Comisión que trabaje en el retorno de los solicitantes de asilo rechazados. Les gustaría poder enviarlos de vuelta a terceros países seguros, o incluso a sus países de origen, como Siria o Afganistán.

Mirando a España, la inmigración y sus consecuencias está acabando con la paciencia de muchos españoles.

Escandaliza comprobar que buena parte de los cayucos que llegan a Canarias son ‘transportados’ por barcos nodriza hasta cerca de la costa, sin que las autoridades hayan adoptado medidas. No entienden que se concedan ayudas y subsidios que se niegan a amplios sectores de la población, incluyendo los viajes en avión y el escándalo de los alojamientos que les proporcionan, cuando resulta que faltan viviendas para los nacionales, incluido el recurso a habilitar  para ellos residencias, cuarteles y balnearios. Junto con el traslado a distintas poblaciones sin antes preguntar, e incluso sin avisar.

Cada día preocupan más las situaciones de inseguridad. Aumentan las denuncias de violencias, acoso, agresión sexual... aparentemente protagonizadas por inmigrantes, antiguos o recién llegados. En algunas localidades se están creando patrullas ciudadanas.

Según las estadísticas, los inmigrantes son el 12% de la población, pero cometen la mitad de los delitos.

Como escribí recientemente, todo esto va cocinando a fuego lento un clima de opinión que hasta puede acabar con Pedro Sánchez.

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