José Blanco decidirá las primarias del PSOE

Para empezar, el ‘número dos’ del PSOE ha vuelto a recuperar el control directo del aparato del partido, pasando así por encima de su sucesor en la secretaría de Organización, un Marcelino Iglesias que ha resultado anodino y perfectamente prescindible.

Nunca había dejado del todo el trabajo en la calle Ferraz, pero ahora se va a volcar. Y el argumento para esa ‘vuelta’ es que debe preparar los próximos desafíos electorales, las municipales y autonómicas de mayo, y, por supuesto, las generales del 2012. Pero, con ese desembarco, lo que ocurre es que podrá manejar el trasfondo de las primarias que decidirán el candidato a presidente del Gobierno.

El censo de militantes

Cuentan miembros destacados del PSOE que, de cara a un proceso de primarias, en el que quienes votan son los afiliados, el control del censo de militantes se convierte en la pieza maestra. Y eso es lo que tiene en su mano de nuevo José Blanco.

Que el censo es asunto crítico, lo demuestra lo ocurrido en la ‘batalla de Madrid’, donde Tomás Gómez pudo derrotar a la mismísima dirección federal porque controló las listas de votantes. Y se comprobó también en la ‘batalla de Valencia’, en la que Jorge Alarte desbancó a Antonio Asunción por los pelos, y precisamente con la utilización de la selección de militantes con derecho a voto.

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El cuadrar la lista de personas que pueden votar en una y otra federación se verá tutelado por la Ejecutiva Federal, es decir, supervisado por José Blanco, que, por tanto, decidirá quién se queda fuera en cada lugar, por qué motivos... Y ahí está la clave que dilucidará la suerte de Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón.

Pacto de sangre con Rubalcaba

Ante la lucha por la sucesión de Zapatero, José Blanco ha declarado que será “neutral pero no indiferente”. Una respuesta aparentemente a la gallega, que sin embargo esconde que él tiene ‘su’ candidato.

Se ha divulgado poco, pero lo cierto es que existe un pacto de sangre de Blanco con Rubalcaba, trazado en cuanto se atisbó la salida de Zapatero, y que va en la línea de ‘repartirse’ el poder.

Blanco considera que su compadre es el que tiene mejores opciones para enfrentarse a Rajoy en unas generales, sin descartar incluso que pueda ganarlas. Y Rubalcaba es muy consciente del poder oculto del compañero gallego, con lo que, además, remedia una de sus mayores debilidades políticas: que no tiene implantación en el aparato socialista y es escaso entre la militancia.

Así que el respaldo de Blanco será decisivo en las primarias socialistas. Y después, Rubalcaba podrá corresponder. ¿Cómo? Colocándole en Galicia, en la rampa de salida para ser presidente de la Xunta. Que es el deseo íntimo y oculto de José Blanco. Tan oculto que ni él mismo lo reconoce.