Los 300 de Rubalcaba

Alfredo Pérez Rubalcaba ha decidido reclutar nada menos que trescientos asesores, para que le ayuden a diseñar propuestas políticas y a pergeñar el futuro programa electoral del PSOE.

Por lo visto, el perfil de esos ayudantes incluye que sean personajes de entre treinta y cuarenta años. Lo cual, como ya se han encargado otros de subrayar, puede tener muchas ventajas, por supuesto, pero acarrea también algún grave inconveniente.

Una de las carencias en esos consejeros se resume en la falta de rodaje y de experiencia política: ausencia de una mínima veteranía y por tanto insuficiente olfato.

Y otra consiste en que no ha vivido directamente la historia reciente, lo cual constituye una carencia peligrosa.

En resumen, que se trata de auténticos primerizos.

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cuando practicaba calistenia

 

Esa bisoñez es la que ha demostrado también estas semanas la actual dirección socialista, poblada de jóvenes políticos, previsiblemente con mucho futuro por delante, muy prometedores, pero escasamente baqueteados.

No faltó quien, al escuchar la lista que en su día propuso el secretario general para la ejecutiva, lo interpretó como el oculto deseo de Rubalcaba de compensar así su provecta veteranía.

Volviendo al presente. El PSOE se ha esforzado estos días en colocar como bandera principal de su trabajo opositor los 400 euros a parados sin cobertura.

Dando por supuesto que el Gobierno anularía esas ayudas, ha promovido plataformas, montado líos en las redes sociales, acusado a Rajoy de antisocial… y hasta ha sugerido que acudiría al Tribunal Constitucional.

Esfuerzo inútil, trabajo arrojado a la basura, porque el Gobierno va a prorrogar las ayudas.

Y evidente candidez en los jóvenes dirigentes del PSOE.

Pero es que, ¿alguien podía pensar que el equipo gubernamental anularía los 400 euros? Era de cajón que tenía que mantener el plan Prepara. No hacerlo habría constituido una torpeza monumental. Y, evidentemente, el Gobierno no ha incurrido en ello.

Con lo que todas las animosas campañas socialistas de estos días han ido a parar al sumidero del ridículo.

Y más incongruente aún resulta, cando no patético, el vano intento de salvar los muebles diciendo que Rajoy ha mantenido las ayudas por la ‘presión’ de los socialistas.

El equipo de Rubalcaba ha pecado, en fin, de bisoñez política.

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