Algo traman Zapatero y Bono

El primer dato evidente es que han ‘querido’ que se supiera que iban a verse a solas. Si hubieran deseado alguna discreción, es obvio que disponen de medios abundantes para haberlo tapado.

Según uno de los protagonistas, Zapatero, despacharon sobre el calendario legislativo. Según el otro, Bono, hablaron “de lo que ustedes imaginan”.

Ese aparente secretismo parece una segunda parte del recado: estamos pactando o hemos pactado algo, que además no se puede decir. Pero, que se sepa, tenemos un acuerdo secreto.

Así pues, han visualizado una ‘alianza de intereses’ que a los dos conviene publicitar. Poco menos que una advertencia.

¿A quién se dirige el recadito? Desde luego, no a la oposición. Tampoco a sus respectivos equipos y grupos de fans. Luego hay que suponer que el destinatario es alguien que consideran, si no enemigo, al menos rival. Y ahí aparece, en primera posición, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Vídeo del día

Detenido en Nerja un prófugo escocés
cuando practicaba calistenia

 

Ya hemos comentado en estas mismas páginas que Zapatero no se fía de su vice. Piensa que le está moviendo la silla demasiado pronto. Como si pretendiera enterrarle antes de haber exhalado el último aliento.

Porque ahora parece que el presidente del Gobierno no quiere retirarse. Que piensa volver a ser candidato. Tal es precisamente la impresión que tienen en el entorno de José Bono después del cónclave del miércoles.

Si Zapatero ha buscado el socorro del presidente del Congreso, entonces hay un reconocimiento de debilidad. Por así decirlo, entiende que la batalla con Rubalcaba no la tiene ganada y necesita auxilios.

¿Y qué sacaría José Bono de esa entente? ¿Qué le puede ofrecer Zapatero a cambio de un pacto de sangre?

Descartado el ser candidato a presidente del Gobierno (que es lo que, en el fondo desearía y desea el castellano-manchego), hay otras opciones.

Le puede ofertar, por ejemplo, ‘dejarle’ el partido. Es decir, situarle al frente de la organización, con las consecuencias que eso conlleva.

También puede proponerle una futura vicepresidencia del Gobierno, cargo que el castellano-manchego no ha desempeñado todavía y le falta en su currículo.

Incluso puede ofrecer al todavía presidente del Congreso ‘cobertura’. Las sospechas sobre su situación patrimonial no cesan. Zapatero podría ayudarle a despejarlas. O, en el peor de los casos, eludir un riesgo judicial, si llegara plantearse.

Y, más aún: podría parar los pies a quienes desde dentro del socialismo estén suministrando esa munición contra Bono. Que no es pequeño favor.