Un tsunami en el Partido Popular

A propósito del escándalo de los sobres con dinero negro que entregaba Bárcenas, el PP tendría que guardarse de soltar respuestas incongruentes y de recurrir a la evasiva, porque así lo único que consigue es aumentar las sospechas y exacerbar aún más los ánimos.

Por ejemplo, aquella primera respuesta de María Dolores de Cospedal diciendo que las cuentas están auditadas por el Tribunal de Cuentas y que en ellas no aparece ninguna irregularidad. ¡Claro, porque se trataba de dinero! ¿Cómo iban a figurar esas cantidades en la contabilidad oficial?

O la contestación de Esteban González Pons sobre la presencia o no de Bárcenas en la sede nacional, afirmando que él no le había “visto” en la calle Génova. En fin.

Escucho a algunos miembros del Partido Popular afirmar que el presidente, del partido y del Gobierno, siente un “enfado monumental” por el escándalo que acaba de estallarle en las manos.

A lo mejor no tendría que sulfurarse tanto, porque en su mano estuvo, no sólo cortar esas prácticas (que eso sí aplicó), sino depurar responsabilidades a tiempo y sanear el partido. Y no lo ha hizo. Cierto es que eso habría supuesto una verdadera escabechina interna, porque por lo visto están infectados unos cuantos nombres muy conocidos, de la actual dirección e incluso posiblemente algún miembro del Gobierno, pero era la solución.

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No aplicó la cirugía cuando pudo, por no causar daños y ahora el estropicio va a ser mucho mayor. Es lo que pasa.

En mi opinión, la única salida que queda es entrar a saco en los hechos y depurar responsabilidades a fondo y, esta vez sí, caiga quien caiga.

Si no, el tsunami puede llevarse todo por delante. Y cuando digo todo, quiero decir todo.

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