Ni la Constitución Europea era una Constitución, ni en el Líbano hay guerra, ni los atentados son atentados. Lo único cierto es el triunfo europeo de ZP

La semana se metió en harina, en harina europea, y ha vuelto a España un Rodríguez Zapatero convertido en “mixto de Disraeli y Adenauer”. Salvador de Europa, adalid de la Constitución del viejo continente y “conseguidor” de todos los bienes sin mezcla de mal alguno.

Pero lo que de verdad parecía el Presidente del Gobierno era una especie de “play boy de terraza” de película vodevilesca. Verle con su chaqueta correr tras los Blair y los Sarkozy que le recibían en mangas de camisa mientras él asentía a todo con la cabeza y sonreía, producía ternura.

Y es que la ternura se está instalando en la política española. El ejemplo claro es la Vicepresidenta Fernández de la Vega cuando dice aquello de que la “Educación para la Ciudadanía educa en valores que es algo que combate la Iglesia”.Enternecedor y tierno a la vez. Pero es que cada político busca su lugar al sol y no porque sea verano sino porque ninguno sabe si se adelantan o no las elecciones generales. En Ferraz dicen que no lo sabe ni Rodríguez Zapatero, que examina cada día las entrañas de los animales sacrificados para ver qué le dicen sobre intención de voto.

Por ejemplo, busca su lugar Puig Cercós, por más que quiera encontrarlo empujando a Carod Rovira, que es una especie de seña, ahora que en Cataluña quieren sacar a relucir un lenguaje especial para sordos pero en catalán, y los de ERC están poniendo en marcha una operación para “desconectar de España”.

La política española consiste en eso, en preparar las elecciones y poco más. Rajoy está en ello. Ya ha dicho en su partido, después de asumir el mando por enésima vez y asegurar que él sigue aunque pierda y que lo que de verdad teme es a las televisiones y que quieto todo el mundo, que cada uno en su sitio y que no es hora de congresos ni de cambios sino de preparar las elecciones. Claro que eso lo dijo antes de la llegada sorpresa de Rodrigo Rato, que como viene a la empresa privada ya ha armado un terremoto en el Partido Popular en el que se han apresurado a ponerle la alfombra roja, porque esto de la empresa privada es muy cambiante y nunca se sabe.

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El que de momento no ha dicho nada sobre el “aterrizaje” del ex Vicepresidente  ha sido Ruíz Gallardón, pero posiblemente sea por lo atareado que está con lo de Chueca, que lo de gay se entiende, pero lo del orgullo le pilla a uno un poco a trasmano.

Gara sigue batallando por demostrar quién tiene más credibilidad: si sus informaciones o los desmentidos del Gobierno. Viene en su auxilio Josu Jon Imaz y se pone serio y hace la metáfora de la pistola en la sien, que no es muy afortunada, pero al final queda lo que queda y las conversaciones son ciertas y las negociaciones también pero, claro, hay que creer a la Vicepresidenta antes que al altavoz de los terroristas. De libro.

Pero todo tiene solución. Mientras los camareros se dediquen a detectar droga y Rubalcaba a repartir carnés de conducir por un euro al día y nuestros políticos a discutir entre el rojo y el amarillo, será señal de que “España va bien”. Que ahora que vuelve Rato igual hay que poner la frase de moda otra vez.

De moda, el jamón y los osos panda. Los Reyes hacen de grandes embajadores en China. Pero siempre quedará la duda de averiguar si Sus Majestades están para cortar jamón de Jabugo y para apadrinar osos.

Y es que los reyes son muy suyos, aunque sea en plan momia. Al cabo de los años son capaces de ponerse de moda como la reina egipcia Hatshepsut, que le ha quitado el sitio mediático a Tuthankamón, que ya es quitar, y después de tanto tiempo.

Claro que España va bien y, para colmo, ahorraremos en aire acondicionado ahora que se puede ir a trabajar en mangas de camisa y sin corbata, pero eso es bueno, porque ya nos amenaza la llegada del Debate del Estado de la Nación y ahí sí que van todos en mangas de camisa... mentales, se entiende.