Contrastes y rutinas en la política española. De la rutina de ‘quemar al Rey’ a la espuma con la que Zapatero quiere apagar los incendios catalanes

Al final las cosas se convierten en rutina y ya no causan impresión. Ver la efigie del Rey en la horca, o las fotos ardiendo, o la gente insultando al monarca, se está convirtiendo en una cosa de tradición y ya se sabe lo tradicionales que son los catalanes: la mona de Pascua, el libro y la rosa, el pernil amb tomaquet y ‘quemar al rey’. Costumbres.

Pero llega el presidente del Gobierno y le cuenta a Ana Rosa Quintana que eso es sólo espuma, y como la espuma se usa para apagar fuegos pues uno empieza a pensar que Rodríguez Zapatero sabe lo que hace y que no está tan despistado como parece. El hallazgo de la espuma, unido a la quema de fotos, es muy de tener en cuenta.

Y junto a la rutina, los contrastes. El juez Garzón que ha entrado en celo –jurídico se entiende- detiene a los batasunos de veintidós en veintidós. Es una especie de fiebre repentina, porque no hace tanto no los detenía ni de uno en uno. Pero todo sea por el cumplimiento de la ley aunque haya contrastes. Con Cataluña, sin ir más lejos. Igual, el magistrado está esperando a ver los efectos de la espuma del presidente del Gobierno para comenzar a detener a quienes delinquen –por tradición, eso sí- en el Principado.

Debe ser que en Cataluña hay atenuantes. Durante los fuegos, Montilla piropea a los Príncipes de Asturias y les declara su amor y el de los catalanes. Y esos piropos en boca del molt honorable tienen que hacer mella en el ánimo de cualquier jurisperito. Y como Ibarrretxe no piropea sino que regaña, pues ahí está la diferencia. Seguro.

Hay quien dice que las 22 detenciones son como si Zapatero le hubiera dicho al juez: ‘Baltasar, contesta tú a Ibarretxe que a mí me da la risa’. Y Garzón se pone a detener.

Y siguen los contrastes entre las metáforas automovilísticas de Ruíz Gallardón y las alusiones viarias de Esperanza Aguirre, aunque lo diga en su inglés de los Comunes... Que si la Fórmula 1, que si cada uno va por su carril… Y a todo esto Pere Navarro, atentísimo a la circulación, en una de estas los detiene por hacer locuras en los carriles, que ahora la Dirección General de Tráfico ya no va a multar sino que se va a dedicar a llenar las cárceles. Y Gallizo en un ¡ay!

Contrasta también la progre inteligente con el pijo tonto. Pero eso –no sabemos si con espuma o sin ella- para el presidente del Gobierno es un video simpático que, además, eleva el tono del debate en torno a la ‘educación para la ciudadanía’. Lo que pasa es que educar a un cocodrilo ya entrado en carnes no debe de ser fácil. Porque el cocodrilo del video de las juventudes socialistas es de esos que los papás compran a sus retoños en Navidad y luego crecen en la bañera y hay que dejarlos en un pantano, y al final aparecen en el ‘polo’ del pijo tonto del Partido Popular.

A lo mejor es eso lo que tiene a Rajoy tan ‘contristado’ con Rodríguez Zapatero. El uno optimista, sonriente y simpaticón, llegando a empalmar la espuma de los fuegos de Cataluña con las ‘burbujasfreixenet’ del cava de Nochebuena, mientras el otro sigue morriñoso y viendo desastres por todos lados.

Se parece ese contraste de los dos líderes al de los ex. González ve daños colaterales de los amigos y Aznar no ve clara la situación de España.

 

Pero hay muchos más contrastes. Por ejemplo, en el Partido Nacionalista Vasco, en el que todos quieren ‘contrastar’ con el referéndum de Ibarretxe, quien ahora mismo no tiene seguro más que su voto y el de Eguibar porque no se sabe si el gruñido que emitirá Arzallus se podrá computar como un sí.

Contrasta también el rigor académico de Miguel Sebastián, que ha vuelto a la universidad, con el despilfarro –también académico- de Chaves que ahora paga por no aprobar. Colas hay en las ventanillas de matrícula de los centros de enseñanza andaluces.

Y, como no podía ser menos, contrasta el concepto de libertad de Zerolo con el que se tiene por ahí. Ahora quiere cerrar medios de comunicación y aconseja a los obispos que se pongan a ello. Y es que este edil ve una sotana y se le alegran las pajarillas del espíritu libertador que siempre le ha animado.

Y qué mejor para unificar contrastes que poner letra al himno nacional, ahora que a lo mejor Luís Aragonés deja a Raúl que lo entone mirando al cielo, que igual no le lleva a la selección porque el himno no tiene letra. Pero eso lo arreglan el Comité Olímpico Español y la Sociedad General de Autores que, como todo el mundo sabe, en cualquier país civilizado son los encargados de poner letra al himno nacional.

Y es que en España, la España de las rutinas y los contrastes, nos quejamos de vicio. Por ejemplo, aquí cada vez hay menos ‘Parkinson’. O, por lo menos, aquí a nadie le tiembla el pulso, ni le tiembla al Lehendakari, ni le tiembla a María Teresa  Fernández de la Vega, ni le tiembla -espumas y simpatías aparte- al presidente Rodríguez Zapatero.

Y eso que quedarse atrapado en un ascensor en plena quema de fotos de los Reyes con Montilla, Heréu y demás compañeros tampoco debe de ser como para salir de él sonriente y sin temblar.

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