Debate: ¿por qué y para qué?

Plagio a aquel crítico teatral del pasado siglo que ante una obra que se había estrenado en un teatro de Madrid, limitó su juicio a un significativo ¿por qué?

Con todo lo que está cayendo en la política española, uno se pregunta si nuestros próceres y dirigentes no podían ahorrarnos a los españoles el “trago” del Debate del Estado de la Nación. Que así, escrito con mayúsculas, parece algo, pero que ya verán ustedes como se reduce a nada con sifón.

Ya se están llenando páginas con titulares que predicen lo que va a pasar. De entrada y –como es el último debate antes de la elecciones generales- se augura que será una puesta en escena previa de los candidatos. Se admite, sin el menor sonrojo, que estamos en plena campaña electoral. El Secretario General del PSOE rompe la supuesta tregua con la Oposición para situarse de cara a los comicios y el Presidente del Partido Popular emplaza a los suyos a dejar cualquier cosa en el camino porque lo único importante es ganar las elecciones.

En Izquierda Unida, Llamazares bastante tiene con que le dejen entrar en la sede de su partido y, en esas condiciones, su participación en el debate será como agarrarse a un clavo ardiendo. Los nacionalistas, catalanes y vascos, andan a la greña en sus propios feudos y, como siempre, esperarán hasta el último voto para decidir hacia dónde se escora su ayuda.

Si el Presidente del Gobierno expone sus logros, será, para sus oponentes, un discurso triunfalista y alejado de la realidad y si la Oposición ataca por el lado del terrorismo de la ETA, será una muestra más de deslealtad y de falta de sentido de Estado para las gentes del Gobierno.

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En estas condiciones ¿para qué va a servir el Debate? Es de temer que para nada. Una vez más para nada. Será un diálogo de sordos con más o menos carga de malas intenciones electorales, pero sólo eso, intenciones electorales.

Los que estaban esperanzados por los resultados de la entrevista de La Moncloa entre Zapatero y Rajoy, han visto sus expectativas arruinadas en muy pocas semanas.

Ante esta situación al españolito de a pie le da un poco de envidia ver cómo se desenvuelve la política en el Reino Unido -desde la despedida de Blair en los Comunes con aplausos de la oposición, hasta la actitud de todos los partidos y de todos los políticos sin excepción- ante la oleada de terrorismo que está viviendo Gran Bretaña

Parece que la política española siempre está condenada a las confrontaciones partidistas cuando no personales, a las descalificaciones continuas y a la inoperancia más absoluta.

Hoy martes, en el Congreso de los Diputados se inicia el Debate del Estado de la Nación: ¿Por qué?