Europa: ¿queeej lo qué?

Ya no quedan más que cuatro días de campaña…o lo que sea, para las elecciones europeas…o lo que sean.

Desde los acentos agudos de Rodríguez Zapatero: ‘Europa laicá’, a los penosos ripios de Rajoy: ‘menos ceja y más oreja’, hemos tenido que escuchar de todo. Con decir que hasta Bibiana ha estado en un mitin…

Una de dos: o los socialistas lo ven muy mal y ya da todo igual, o lo ven todo muy bien y se pueden permitir el lujo de sacar a la ministra de Igualdad a pasear por Canarias. No lo deben ver muy mal del todo cuando las encuestas mejores para el Partido Popular le dan como máximo una diferencia de tres escaños. Las voces que se alzan entre los populares hablando de que en caso de… habría que ir a unas primarias, indican que todo está en el aire.

Si la diferencia está en dos o tres escaños, habrá que reconocer que Zapatero ha salido muy bien parado y que Rajoy sigue comiéndose pocas roscas electorales. Pero, en cualquier caso, hay que esperar a la abstención del domingo que parece clamorosa (de clamor).

Pero lo bueno de todo este tinglado es que Europa aparece poco o nada. Si aterrizara un marciano en cualquiera de esos mítines que nos tragamos día tras día, pensaría que estamos en unas elecciones –ni siquiera generales- para la alcaldía del último pueblo de la última comarca. El nivel no puede ser más bajo, más navajero, más zafio y más carente de altura y de ideas. Pero por encima de todo, Europa, lo que se dice Europa brilla por su ausencia.

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Unos quieren convertir las elecciones en una especie de plebiscito contra el Gobierno y ya se apresuran a pronunciar el ‘vete’. Otros atacan los planteamientos de la oposición en asuntos internos. Pero Europa, nuestra posición en Europa, nuestras propuestas en Europa, nuestras políticas europeas, nuestra aportación a Europa y todo lo que para España supone la Unión Europea no existen en la campaña.

Así las cosas, va a triunfar la abstención. Y después vendrán las explicaciones. No es que Europa interese mucho en Europa, y en todos los países cuecen habas, pero por lo que a España respecta el desinterés es total. A lo más que llegamos es al interés por lo que de repercusión puedan tener estas elecciones en la política nacional.

Mayor Oreja y López Aguilar intentan sacar la cabeza entre el rifirrafe de Zapatero y de Rajoy. No lo consiguen, y cuando les dan un retito en televisión los encorsetan con aquello de que lo único que importa es no tener grandes fallos frente a las cámaras.

El resultado de todo esto es una campaña que –insultos y tonterías de unos y otros aparte- poco o nada tiene que ver con Europa.