El “posado” de De Juana, se confunde con el ruido de togas y Zapatero silencia el ruido con el nombramiento del Ministro de Justicia

Y es que todo está muy confuso. La novia del etarra se convierte en “paparazzi” por un día, con un éxito tal en su trabajo fotográfico que hasta Rajoy le dice a Zapatero que tiene menos relieve internacional que De Juana Chaos. Y parece que el “flash” se lo sujetaba alguien del Ministerio del Interior.

La confusión reina en la política española. El Gobierno y el partido que lo sustenta  confunden el papel de la oposición y se enfadan cuando los critican. Se confunde el principal partido de la oposición cuando la hace contra un Ministro “nonato” y, además, quiere protagonizar el nombramiento: Se ha nombrado un Ministro de Justicia contra el Partido Popular, dice Ángel Acebes. Pues es posible, pero se puede decir de otra manera.

 Hay confusión con la “nueva” autonomía que propone Otegi, y no digamos nada del desconcierto que viven los policías en el “Doce de Octubre”, que ya no saben si cachear a la novia de De Juana o darle escolta.

Pero quienes de verdad están confusos son los españoles corrientes y molientes que tienen que escuchar a Zapatero citando frases de Aznar; a Aznar confesando que lo de las armas de destrucción masiva fueron alucinaciones transitorias en un mal momento; ver a Blanco ironizando con esa gracia que Dios le ha dado y a Llamazares más enfadado que nunca. Un panorama.

¿Se confunde Joan Saura cuando nos quiere drogar a todos? ¿Se confunde Joan Tardá cuando llama idealista a De Juana Chaos? ¿Se confunde la OTAN yendo a Sevilla a que Monteiserín le quite la silla? Un lío.

Y las encuestas, circulando. La gente no está muy conforme con lo que hace el Gobierno, pero Rajoy registra cifras de aceptación inferiores a las de cualquier ministro.

Un sociólogo analizaría y diría eso de cala el mensaje pero no la persona ni las formas. Pues los del Partido Popular ya se pueden ir atando los machos porque les van a dejar –en cuanto se descuiden- a la puerta de La Moncloa otra temporada.

La confusión llega hasta a los túneles de Ruíz Gallardón, que eso sí que es un sabotaje en toda regla y no lo del metro ni las huelgas con las que amenazan Comisiones Obreras y UGT a Esperanza Aguirre.

Que uno inaugure un túnel y diga eso tan poético de ya se puede llegar a Lisboa sin semáforos y que a los tres días se le inunde el túnel, es como para pensar que el Tajo es el del sabotaje, que se ha enterado de que puede llegar a Madrid sin semáforos y ha decidido desandar el camino desde el Mar de la Paja hasta el Manzanares. Un sofoco. Dicen las malas lenguas que ya está Miguel Sebastián poniéndose alrededor de la cintura el flotador en forma de patito.

 

Estos políticos son como niños. Ver a Zaplana sonreír a la Vicepresidenta del Gobierno cuando ésta, desde su escaño, le recuerda que el que más sabe desde Alicante a Castellón es él no deja de ser un espectáculo.

Y ver serio, con cara de malas pulgas, a Diego López Garrido hacer reproche tras reproche al Partido Popular también tiene su aquel. Lo mismo que comprobar que Llamazares sigue molesto e irritado con el mundo entero, aunque hay que reconocer que ese “mundo entero”, en el caso del dirigente comunista, son tres o cuatro individuos.

Aquí los únicos que lo tienen claro son los señores de “Kelme” que le han dado calabazas al comentarista político –otrora futbolista- Oleguer Presas. Olegario se descolgó con un artículo defendiendo a De Juana –siempre De Juana en primera página-, llevado de sus calenturas nacionalistas y antiespañolas, y “Kelme” ha dicho que le pague el contrato de imagen la Generalitat de Cataluña, que tampoco es mala pagadora.

Las togas del Constitucional no es que se empolven, que dice Conde Pumpido, es que se enlodan tras la recusación a Pérez Tremps por aquello de buscarse un sobresueldo haciendo dictámenes sobre el Estatut.

Hay que buscar soluciones porque Montilla ha tirado por la calle de enmedio y el Estatut, no es que se esté desarrollando, es que se nos está haciendo un hombretón tipo Pau Gasol. Ahora el President pisa el acelerador y ya está montando una especie de Constitucional bis, para Cataluña.

Y ya se sabe: “si cae el Estatut, cae el Gobierno” y a muchos en La Moncloa se les abren las carnes. Y ya no queda ni el recurso de darse al vino, que la Ministra de Sanidad está a punto de inventar el “vino sin”.

Llega Al Gore y nos cuenta lo del cambio climático y que los polos se nos derriten como a esos niños a los que el helado se les escurre por las manos. Nos anuncia el ex vicepresidente americano  una especie de Apocalipsis climática. Un horror.

Confusión por todas partes y -como diría Al Gore imitando al catalán que contaba a un amigo sus desgracias-  además, ¡hace un calor!

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