¡Maldita sea!

¡Maldita sea!, dijo Rubalcaba arrepintiéndose de su mala vida pasada cuando estaba en el Gobierno. Y es que nuestros políticos sufren, y sufren intensamente. Unos por subirnos los impuestos, otros por no haber hecho lo suficiente cuando pudieron hacerlo. Tanta sensibilidad abruma.

Pero ya podían llevar esa sensibilidad un poco más adelante y apiadarse de nosotros los españoles y hacer el debate ese del estado de la nación a puerta cerrada, sin luz y sin taquígrafos. Que lo hagan si les divierte pero que no nos lo cuenten.

Y eso que suele tener sus alicientes. No por parte de Mariano Rajoy y Pérez Rubalcaba, que no sorprendieron a nadie porque siempre dicen lo mismo, se insultan de la misma forma y hacen los gestos y los visajes de cada miércoles en el Congreso. Los alicientes vienen por los grupos minoritarios –que no teloneros, porque hablan los últimos- que siempre tienen alguna ocurrencia.

En las visitas galdosianas que se hacían allá por el S.XIX siempre solía cantar, tocar el piano o recitar la virtuosa hija de los dueños de la casa. A ver hija, toca el 'Para Elisa' para que te escuchen estos señores. Y la virtuosa señorita se sentaba al piano. Los más de los visitadores aguantaban porque después venía la merienda, pero es que a los españoles, en el debate del estado de la nación no nos dan de merendar y nos hacen aguantar lo mismo o peor que la virtuosa señorita recitando o cantando.

A ver Cayo Lara, di una chorrada para que te escuchen estos señores. Y va Cayo Lara, se sube a la tribuna y suelta aquello de: 'Hay dos Españas, la de los sobres y la de los suicidios'.

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A ver Joan Coscubiela, di otra chorrada para que te escuchen en televisión. Y Coscubiela no se hace de rogar, se adelanta en el hemiciclo y recita sin equivocarse: 'Hoy las calles están llenas de gente buscando comida en las basuras'.

A ver Duán i Lleida, di algo para quedar bien en Las Ramblas. Y Duran se arranca con su característico gracejo: 'Sin derecho a decidir, el enfrentamiento irá creciendo'.

Y ya fuera del hemiciclo, en Barcelona, Pere Navarro organiza su visita particular y se adelanta a recitar ante la concurrencia y, ante el requerimiento de los asistentes, dice su chorrada y pide que el Rey abdique para que el Príncipe de Asturias ´haga la transición del S.XXI'.

Por eso lo de menos es lo que dijeron los protagonistas. Lo más divertido es lo que dicen los otros. Se les aplaude menos, no se les vitorea. Pero es que ellos tampoco dan merienda.

Y así las cosas hay que repetir que si quieren hacer el debate que lo hagan, pero que se lo callen.