De Pujol a Mas

Quienes tras la elección de Artur Mas para presidir la autonomía catalana, pensaran que la llegada de Convergencia i Unió iba a suponer una vuelta a los modos y maneras de la era ‘pujolista’, pueden haberse equivocado.

Jordi Pujol fue, al menos en los primeros años, un heredero de aquel gran político que fue Josep Tarradellas y, como tal, siguió sus huellas en lo que se refiere a las ‘relaciones con España’ La sombra del político que pronunció el famoso ‘ja soc aquí’, planeó siempre sobre las acciones políticas de Jordi Pujol y moderó, si es que era necesario, sus ímpetus excesivamente catalanistas.

Los sucesivos mandatos de Pujol tuvieron, en el aspecto que nos ocupa, luces y sombras pero nunca perdió de vista el lugar que a Cataluña le corresponde en el concierto español.

Artur Mas no. Artur Mas es un catalanista –catalanista como mínimo- a ultranza y sus primeras declaraciones han seguido los derroteros que ya mostró, de forma inequívoca, en los discursos de la campaña electoral.

Por si había alguna duda lo ha dejado claro. Su gobierno es un gobierno para catalanistas con la pretensión de aunar las distintas sensibilidades del catalanismo. Es igual que la anécdota sean las selecciones deportivas, que los logros del estatuto o la configuración de las distintas consejerías.

Pujol era un político posibilista. Mas, incluso teniendo en cuenta el cambio de circunstancias y los años transcurridos, se tiene a sí mismo por una especie de mesías llamado a conseguir la Cataluña ‘nación soberana’ o algo por el estilo.

El guiño que supone la moderación de la vicepresidenta, mano derecha de Duran i Lleida, puede no ser suficiente o, al menos serlo nada más que en apariencia. Se trata de una mujer que, dentro se su catalanismo, piensa que la ‘colaboración con España’ es buena para Cataluña y hasta puede ser fundamental.

La duda en esa moderación está en saber hasta dónde podrá llegar o cuanto aguantará en medio de esos afanes catalanistas y hasta soberanistas de Mas.

Tanto si en las próximas generales –con adelanto o sin él- se instala en La Moncloa el Partido Popular o, si las encuestas fallan, continúa el socialismo, la colaboración con Cataluña es necesaria e imprescindible para cualquier gobierno. Tal y como están las cosas sería más cómodo gobernar al estilo Pujol, que al estilo Mas.

 
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