Ruiz Gallardón y el Partido Popular

Puede caer mejor o peor y puede tener más o menos apoyos en Génova, pero lo cierto es que, hoy por hoy, es el activo más importante que tiene el Partido Popular. Alberto Ruiz Gallardón demuestra, elección tras elección –antes en la Comunidad y ahora en el Ayuntamiento- que es capaz de arrastrar un voto que no necesariamente es un “voto ciego” para el Partido Popular, un voto que con otro candidato a lo mejor no llegaba a las filas de la derecha.

Esto no quiere decir que tenga que desbancar a Mariano Rajoy, al menos en las próximas elecciones, quiere decir que su sitio definitivo en política puede no estar necesariamente en el Ayuntamiento y que haría muy bien el Presidente del Partido Popular en iniciar la carrera de Gallardón en las próximas generales. El apoyo que supondría Alberto Ruiz Gallardón para la candidatura, no sólo en Madrid sino para toda España, podría ser decisivo.

Sus coqueteos intelectuales, sus miradas de soslayo a la progresía -que tan mal sientan en algunos sectores de la derecha- sin tener el calado ideológico que muchos suponen, están sirviendo para abrir algunas ventanas que el Partido Popular tiene cerradas desde los tiempos de Manuel Fraga y que ni Aznar ni Rajoy han sido capaces de abrir.

Es evidente que Ruiz Gallardón sabe esperar. Muy probablemente tenga más que trazada su trayectoria política y sepa cuando puede ser su momento, pero también es evidente que llegar a una candidatura, tras una derrota de Rajoy, no sería lo más deseable. Bien al contrario, ser el sustituto de un Presidente de Gobierno que ya hubiera cumplido su ciclo, sería el ideal para el Partido Popular, para el candidato y, por supuesto, para el Presidente que se despide.

Esto parece adelantarse a los acontecimientos en varios años, pero la política corre muy deprisa y no estará de más un planteamiento de futuro y no demasiado urgido.

El secreto lo tiene Rajoy en un cajón de la mesa de su despacho, pero ha demostrado que es un político reflexivo y que sabe lo que se trae entre manos. Tiene una patata caliente con el “asunto Gallardón”, pero ya quisiera para sí un “problema” parecido Rodríguez Zapatero, que va de fiasco en fiasco con sus “protegidos”.

 
Comentarios