Santos e inocentes, pero menos
Dice el Rey que los españoles no somos demasiado afectos a los políticos. Si él lo dice... habrá que concluir que este año los Reyes Magos no les van a traer ni siquiera carbón y, como no se van a quedar sin nada y estamos en tiempos de cambios de estructuras, pues las cambiamos y les traerán alguna cosilla tal día como hoy, aunque no sean ni tan santos ni tan inocentes.
Por ejemplo:
A Rajoy, un cuadro para su despacho con la leyenda: 'Al pan, pan y al vino, vino'.
A Rubalcaba, una orden judicial para desalojar todas las editoriales con cuentos de Pinocho.
A Sáenz de Santamaría, una 'carita contenta' de esas que les ponen a los niños en las escuelas infantiles.
A Griñán, un uniforme de Duque de Montpensier para pasear por San Telmo.
A Montoro, un juego de caretas en las que aparezca sonriendo sin forzar el gesto.
A los ex presidentes del Gobierno, kilos de polvorones para que estén calladitos mientras los engullen.
A la familia Pujol, una trituradora de documentos.
A Wert, un sinfín con la escena de la pelea de la 'Verbena de la Paloma'.
A Tomás Gómez, un puesto de trabajo.
A Llamazares, una bata blanca con derecho a huelga.
A Rosa Díez, una foto dedicada de Mariano Rajoy.
A Gallardón, una entrada de primera fila para el besamanos de Esperanza Aguirre.
A Aguirre, una entrada de primera fila para el besamanos de Gallardón.
A Mas, los discursos encuadernados de los dirigentes europeos sobre la independencia de cualquier territorio de la UE.
A Patxi López, la colección 'Dónde está Wally'.
A Núñez Feijoo, una foto del Príncipe de Gales para que aprenda a esperar.
A Ana Botella, el espejito del cuento de Blancanieves para que repita: '¿Hay alguna alcaldesa más...?'
Al Fiscal General del Estado, un ejemplar de la Constitución de los muchos que hay desparramados por el despacho del Rey.
A Iñaki Anasagasti, un escaño en el Senado en forma de sillón de peluquería.
Y el resto, que espere al año que viene. Que ya es esperar.