Y Susana cogió el AVE

Susana Díaz, la que pasa por ser la mujer fuerte del Partido Socialista, acaba de hacer las típicas declaraciones del ‘estoy pero sí y me quedo pero no’. Lo ha centrado todo en la metáfora del tren que pasa y se va. Y está en su derecho, si los militantes socialistas no dicen otra cosa.

Pero se suba o no en el tren o se quede en el despacho del jefe de estación, lo cierto es que todas sus palabras  apuntan directamente a Pedro Sánchez y no solamente apuntan al todavía secretario general y, también todavía posible candidato, sino que le deja claramente en evidencia.

Si a los diez minutos de ser nombrado -y nombrado con el supuesto apoyo de Susana Díaz- la misma que, al menos, toleró el nombramiento, se plantea coger el tren, es porque en esos diez minutos de andadura la marcha del tren capitaneado por Sánchez ni le ha gustado ni le gusta.

Además de evidenciar una cierta impaciencia, lo que las declaraciones de la presidenta andaluza ponen en claro es la fractura en el PSOE. La unidad en el Partido Socialista y, más concretamente su actual cúpula, está constantemente en entredicho y lo están en los planteamientos de sus propios compañeros.

Los socialistas no ponen, nunca se las han puesto, las cosas fáciles a Pedro Sánchez. También es verdad que él no ha hecho demasiado para que las cosas fueran más normales y, entre sus propias escaseces y las apreturas a las que le somete Podemos, hay que reconocer que no está teniendo demasiada fortuna en su breve gestión.

Las declaraciones ferroviarias de Susana Díaz son un palo en las ruedas de la actual locomotora socialista, pero fundamentalmente son una zancadilla a Sánchez.

 
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