Violencia real

Ha pasado un año y ahora nos cuenta el presidente de la Diputación de Barcelona que el Rey estuvo a punto de pegarle en una audiencia. Y además la agresión se hubiera producido nada más y nada menos que en la audiencia que Don Juan Carlos concedía a la junta directiva de la Federación de Municipios y Provincias, prácticamente 21 alcaldes. 'Una experiencia muy desagradable', afirma el señor Salvador Esteve.

Evidentemente. Estar en una audiencia con el Rey y pensar que me cogía por la solapa... 'Yo estaba acojonado'. Y es que la envergadura del Monarca, por muy rotos que tenga los huesos, impresiona. Y luego está aquel grito famoso de los reyes de toda la vida que decían 'a mí la guardia' y se le echaban a uno encima los tercios de Flandes y las guardias valonas. Y de ahí a la hoguera de la Inquisición hay un paso.

Pero el Rey tenía, según el señor Esteve, una justificación: 'Vaya la que habéis organizado en Cataluña con la ayuda de estos de TV3, el Avui y La Vanguardia', afirmó Don Juan Carlos, que no estaba muy contento con la Diada de hace un año. Vamos, que va el señor Esteve ahora a una audiencia, solo o acompañado, y sale del Palacio de la Zarzuela con los pies por delante.

Es lo que tienen estas monarquías modernas, que empiezan casándose con plebeyas y se termina cogiendo de las solapas a todo un presidente de Diputación.

Todo ello demuestra que los reyes son humanos y que tienen sus cabreos y hasta se les puede ir la mano de vez en cuando.

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Lo que pasa es que se hace muy difícil imaginar al Rey de España cogiendo a nadie de las solapas en plena audiencia, zarandeándole y hasta acojonándole. Igual todo depende de la sensibilidad del señor Esteve, que estaba ese día especialmente proclive a ser víctima de la violencia real, porque ya se sabe que estos de Convergencia i Unió son dados al victimismo sobre todo cuando visitan al Rey. Pero sí que hay que agradecer al señor Esteve que se haya dado un año de reflexión. Lo cuento, no lo cuento, lo cuento o no lo cuento. Y decide contarlo. Y lo hace con pelos y señales. Y es que seguramente aún no se le ha pasado el susto.

Todo será que la próxima vez que visite al Rey en La Zarzuela, el señor Esteve tenga que oír aquello de '¿por qué no te callas?'.