Por la boca… Aborto: votos y números

Se equivocan quienes quieren reducir el problema legislativo que se deriva del aborto a un recuento de votos y al número de manifestantes en uno u otro sentido. Como muy bien han apuntado desde todos los frentes, estamos ante un asunto de gran envergadura que incide en las mismas raíces de cualquier sociedad.

La defensa de la vida, o el ataque a esa misma vida, aduciendo no se sabe  qué libertades y qué derechos, no puede basarse en mayorías, en minorías o en pérdidas y ganancias en las urnas. Tampoco debe de establecerse la defensa de la vida en base a promesas electorales.

La vida de cualquier ser humano –y el concebido lo es- está por encima de números, de encuestas e incluso de programas electorales. Se trata de unos principios. De unos planteamientos que se tienen en uno u otro sentido y, en virtud de los cuales se desarrolla una concreta acción política a través de las leyes correspondientes.

La vida se defiende o se ataca partiendo de lo que cada uno piense al respecto llevado de sus creencias morales, de sus opiniones científicas o de lo que su conciencia le dicte, pero hacer esa defensa o ese ataque partiendo de utilidades políticas y con los ojos puestos en una clientela más o menos convencida de antemano, es un error.

¿Cómo evalúa el gobierno de Mariano Rajoy la pérdida de votos que le ocasionaría la ‘ley Gallardón’, en caso de ir adelante? ¿Cómo se calculan los votos que ganaría en el supuesto de arrinconarla? ¿Conoce el Partido Socialista la marcha de ese hipotético recuento de votos, en uno u otro caso? Esos números se antojan difíciles de establecer. Y son de difícil contabilidad por cuanto no se trata de un problema con la energía nuclear o de opiniones en torno al IVA o de llevar a cabo de, uno u otro modo, la reforma de la Administración.

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Se quiera ver o no, cuando se habla sobre el aborto, se está tocando algo que se sitúa en lo más íntimo de la persona, tanto si esa persona defiende la vida o es partidario de no respetarla en según qué casos.

¿En qué cambia el derecho a la vida de todo ser humano, desde el primer momento de la concepción, el hecho de que el Partido Popular lo llevara, o no, en su programa electoral? La actual ley, hay que modificarla no porque un partido hiciera de esa promesa electoral banderín de enganche de votos, sino porque es una ley radicalmente injusta para el concebido y no nacido.

En este asunto, se debería corregir el punto de mira y tirar por elevación y no a nivel de tierra política.