Por la boca: Egipcios todos

Son las palabras, para enmarcar, de Manuel Chaves, a la sazón vicepresidente tercero del Gobierno, encargado de no se sabe muy bien qué.

Están desmadrados. Los fines de semana son de infarto. Cuando todos los españoles se dedican al ocio y al bien merecido descanso –excepto los millones de parados- nuestros políticos se dedican a los mítines –ahora se llaman convenciones- y nos ‘fríen’ a simplezas y lugares comunes.

Como en todo -pasa incluso con los árbitros de fútbol- los hay que se llevan la palma. La palma no siempre se la lleva el mismo pero casi siempre se la reparten entre unos pocos y en cuanto tiene ocasión Chaves siempre es de la partida.

La convención era en Sevilla, es decir en su feudo de tantos años, su tierra y la de sus hijos, sobre todo de una de sus hijas, y allí se quita la corbata y, ya sin las responsabilidades de presidente de la Junta de Andalucía, da rienda suelta a su facundia.

‘Todos somos un poco el pueblo egipcio’. Y nosotros sin enterarnos y yendo sólo a concentrarnos en Cibeles o en Canaletas o en la Plaza de María Pita para celebrar los triunfos deportivos. Y es que así no se puede.

Nosotros, como los egipcios, luchando en la calle contra una dictadura. Y nada de emplear el pasado. Todo en presente, ahora y aquí.

Y es que Chaves se trabuca con los verbos y los adjetivos y hasta con las intenciones electorales de su jefe de filas. Posiblemente quiso decir algo parecido a que nos solidarizábamos o que apoyábamos o que comprendíamos, pero no, dijo que somos igualitos a los egipcios.

Lo deberían saber. Los mítines, y no digamos nada las convenciones, son muy traicioneras y entre los aplausos y las banderitas a uno se le debe de poner la carne política de gallina y no es fácil controlarse.

Lo único que cabe pedirles a nuestros políticos es que no pluralicen y hablen por ellos mismos o, todo lo más, por sus conmilitones. Pero eso de ‘todos los españoles’, ‘la inmensa mayoría de los ciudadanos’, ‘todo el mundo’ etc. etc. ya cansa un poquito.

 

Pero bueno, a Chaves se le puede perdonar todo y más si habla en Sevilla.

Vamos, que se nos está poniendo a todos una cara de momia que espanta.

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