Por la boca… Griñán se lo trabaja

Como estamos acostumbrados a que los congresos de los partidos ya sean nacionales, regionales, provinciales, municipales, de barrio o de comunidad de vecinos, sean auténticos plebiscitos, todo el mundo se ha apresurado a contarnos que José Antonio Griñán ha sido reelegido con el 70 por ciento de los votos y que la ejecutiva que ha formado ha alcanzado la ‘irrisoria’ cifra del 65%. Pues no está nada mal, sobre todo si se tiene en cuenta que por allí andaba abrazando al candidato y pidiendo para él todo el apoyo, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y con Rubalcaba…ya se sabe.

Pero lo cierto, cifras a un lado, es que Griñán ha tenido que remar mucho, trabajar mucho y que no lo está pasando nada bien ni en la Junta de Andalucía, donde está preso de quienes le han aupado a San Telmo, ni mucho menos en un partido roto, dividido en taifas y con Pérez Rubalcaba y Chacón jugándose el futuro de la poltrona del Partido Socialista, palmo a palmo y centímetro a centímetro.

Porque lo que ha pasado en Andalucía y en otros lugares y lo que va a seguir pasando es que nadie en el PSOE tiene claro nada. La candidatura para las próximas generales está en el aire; Pérez Rubalcaba no consigue restar ni un ápice a Rajoy -que sufre los sudores del desgaste gubernamental- y Carmen Chacón avanza pasito a pasito –pese a su operación en el talón de Aquiles- con una seguridad y una campaña, magníficamente orquestada, que para sí hubiera querido en la anterior confrontación con el hasta ahora secretario general.

Lo del ‘hasta ahora’ tiene su por qué. Desde que las encuestas comenzaron a dar por perdidas las elecciones, en Ferraz no han cesado los ataques a Pérez Rubalcaba. Muchos se preguntan qué hubiera pasado si Blanco no tuviera todavía la ropa impregnada de olor a gasolina o si Chacón se hubiera aplicado más en una campaña que le salió mal porque lo hizo mal.

Sea como fuere, el caso es que Rubalcaba ni las tiene todas consigo ni tiene a todos consigo. Lo dicen en voz cada vez más alta ‘los funcionarios’ de Ferraz. Y a la vista está que llevan razón.

Para un observador, el simple hecho de que lo que antes se decía en cabildeos y en susurros ahora se comente sin apenas precauciones es la mejor señal de que algo se está moviendo.

Por eso es más llamativo lo de Andalucía. Si a eso le añadimos lo que Andalucía ha supuesto siempre para el socialismo, se cierra un círculo en el que el único que tiene que trabajar no es José Antonio Griñán.

 
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