Por la boca… Paralelismos

No deja de tener su interés el establecer ciertos paralelismos entre el Partido Popular y el Partido Socialista y el Barcelona y el Real Madrid. Cuatro entidades, cada una con sus fines y sus características, pero con una situación nada halagüeña y que, por unas u otras razones, sufren los efectos de los derrotados.

De ahí los paralelismos. Por ejemplo el Barça tiene prácticamente ganada la Liga y el Partido Popular goza de una mayoría absoluta, pero ambos hacen aguas y sufren una enorme contestación interna , además de tener que soportar los embates del exterior, amistosos y menos amistosos que quieren hacerse un sitio como sea.

Habrá quién no se resista a comparar a Esperanza Aguirre con Laporta o a Guardiola con Rodrigo Rato. Son semejanzas curiosas. Ese decir sin decir, ese criticar sin criticar, ese tirar la piedra sin apenas esconder la mano. Y quién no va a pensar en las intermitencias de Messi a la hora de examinar las declaraciones de gentes del Supremo o del Banco de España.

No es tan difícil reflexionar sobre los entresijos de Génova a la hora de escuchar las quejas de Piqué y hablar de la necesidad de cambios.

Y si del Real Madrid se trata, el juicio puede ser muy parecido al del Partido Socialista. Han ganado no hace demasiado tiempo, se encuentran en horas bajas y tampoco dentro de sus organizaciones hay demasiada paz. Carmen Chacón ¿parecida a Mourinho? ¿Es Angelotti un remedo de Eduardo Madina? Y hasta Pérez Rubalcaba igual tiene algún parecido con Florentino Pérez. O Tomás Gómez no deja de ser un Karanka que cubre espaldas de no se sabe muy quién o, si se sabe, es mejor no pensarlo.

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El Partido Socialista, aspira a todo como el Real Madrid, pero no acaba de llegar. Las encuestas no hablan bien y los aficionados blancos tampoco saben a qué carta quedarse.

Y luego está lo de los pitos en las calles o en los estadios y las ovaciones a los defenestrados por una u otra causa. Porque se piensa en Di Stéfano igual que se añora a Felipe González y se defiende a Almunia como si fuera Iker Casillas.

No están tan lejos la política y el fútbol. Unos necesitados de votos por mucha mayoría absoluta que tengan y otros implorando goles por mucho que tengan ganada la Liga.

Y en el otro lado unos lloran por la décima que no pudo ser y los otros echan de menos a Alfonso Guerra. Y mientras unos piensan en Valdano a los otros hasta se les aparece Pepe Blanco.

El problema de unos y de otros es que el público, el que paga, el que pita, el que hace sentadas en la calle, el que acosa y el que abuchea es el mismo. Y eso ya es más difícil de digerir.