Por la boca… Los ‘ahoras’ de Rubalcaba

Cuentan un sucedido. Un caballero cae a la calle desde un segundo piso; por fortuna no sufre el menor daño, pero, lógicamente la gente se arremolina a su alrededor y uno de los curiosos le pregunta: ¿qué ha ocurrido? El accidentado se levanta sacudiéndose los pantalones y, como si nada responde: no tengo ni idea, yo acabo de llegar.

Parece que Alfredo Pérez Rubalcaba acaba de llegar a la política o al menos eso es lo que pretende ‘vender’ en su campaña. Además de la sonrisa perenne que -dicho sea de paso- no le va lo más mínimo, la camisa despechugada y la postura desenfadada encaramado a la banqueta –solo le falta la barra del bar para apoyar el codo- lo que de verdad pretende es hacernos creer que él acaba de llegar.

Pero la realidad es terca. Y como dijo Carmen Chacón son muchos años de terquedad en la política, muchos gobiernos a sus espaldas, muchos ministerios y muchas responsabilidades como para sacudírselas de un manotazo en los fondillos de los pantalones y decir: no sé, yo acabo de llegar.

Los periodísticos ‘ahoras’ van a estar a la orden del día en cuanto el candidato abra la boca: Rubalcaba dice ‘ahora’ que…; Rubalcaba propone ‘ahora’ que…; Rubalcaba piensa ‘ahora’ que…

Cada intervención de Rubalcaba es un intento de demostrar que ‘acaba de llegar’. Todas sus propuestas pretenden pasar el fielato de la novedad y por eso está tan expuesto a los ‘ahoras’ de sus adversarios y de los medios de comunicación. La tentación es demasiado fácil y la pregunta saldrá de muchas bocas: ¿por qué no lo hizo antes?

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Si ningún político tiene demasiado fácil borrar épocas pasadas que pueden haber sido más o menos afortunadas, Pérez Rubalcaba lo lleva crudo. Si todos los políticos tienen una trayectoria –ya sea en lo personal, en lo profesional o en lo estrictamente político- pocos tienen el pasado político del candidato del Partido Socialista. Un pasado político, como todos, con luces y sombras, pero sobradamente conocido de los españoles. La pertenencia a gobiernos como los de Felipe González o Rodríguez Zapatero, marca; y Rubalcaba es de los que llevan esa marca bien visible, posiblemente porque ha sido un ministro que ha hecho cosas y que ha estado enredado en asuntos que no siempre han gozado de luz y taquígrafos.

Por eso el gran error del candidato, sería, está siendo, pretender hacerlo desaparecer.