Por la boca… El candidato

Mariano Rajoy calla. Y puede haber tres razones para este silencio. La primera, que sería la más coherente, es que no tiene un candidato claro y, si lo tiene, igual no está muy convencido. La segunda, ya no tan coherente, es que se trate de una estrategia para desgastar la campaña socialista y la tercera, nada coherente, es que todo sea producto de la ‘calmachicha’ de la que siempre hace gala el presidente del Partido Popular.

En cualquier caso en Génova están nerviosos. Quienes dicen algo, dicen que ya está bien, y acumulan una serie de cosas y casos en los que el silencio, la ‘calmachicha’ o la estrategia del presidente, los tiene hasta los mismísimos.

Y se entiende. Porque la situación en la que un Gobierno convoca elecciones y el partido que sostiene a ese Gobierno aún no tiene candidato, no es demasiado normal ni nada tranquilizadora para las primeras filas de ese partido.

Como siempre, sin avisar, casi por sorpresa y con la cara picarona de quien cree pillar a todos con el paso cambiado, Mariano Rajoy anunciará el nombre del candidato en el momento más inesperado. En típica frase suya ‘cuando sea oportuno y conveniente’.

Mientras tanto, una de las posibles estrategias está empezando a dar resultados. La presentación de la candidata del Partido Socialista, arropada por toda la vieja guardia, con un Pérez Rubalcaba chillón y con el tonillo mitinero de Alfonso Guerra, y una Elena Valenciano en plan desgarrador y toda ella echa una pancarta con el lema ‘Rajoy el hombre que no hablaba de las mujeres’, suena a mitin del siglo pasado, con la enorme diferencia de que Valenciano no es Victoria Kent.

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El Partido Socialista ha empezado demasiado pronto y demasiado pobre de ideas como para aguantar así toda la campaña.

 El dilema para los socialistas es que no pueden –seguramente lo desearían- hacer campaña para las europeas. Su problema es que en la situación en la que están, tienen que hacerla  para las generales y Elena Valenciano es poco más que la telonera de Pérez Rubalcaba –parece que otros posibles candidatos se desvanecen- para la que se le avecina, contra Mariano Rajoy,  en su intento de llegar a La Moncloa.

El caso es que, con unos por defecto y con otros por exceso, nos espera una campaña con escasas posibilidades de ilusionarnos políticamente hablando.

O sea, como siempre.